LITERATURA / Charles Mingus

CHARLES MINGUS
Menos que un perro


Con el paso del tiempo, a Charles Mingus se le considera uno de los grandes colosos del jazz, aunque puede que debido a su temperamento volcánico nunca haya alcanzado (ni alcanzará) las cotas de "Bird" Parker, Miles, Coltrane, Armstrong o Ellington. Sin embargo, y vaya por delante, esta no es una biografía al uso de un genial compositor. Lo que se encontrará el lector en “Menos que un perro” es una vida novelada plagada de sexo y pornografía. Mingus nos deja la puerta abierta y a nosotros no nos queda otra que observar como voyeurs. Hay jazz, sí, pero poco, y como la música del propio Mingus, este libro no es apto para todos los públicos. 


Todo en este mundo está destinado a contener alguna mezcla maligna. Los blancos no están realmente unidos entre sí: pensar lo contrario es sobreestimar su poder. Los que quieren la libertad deberían considerar también las debilidades del hombre blanco. ¡Está loco! Viola y mata a los suyos, roba sus propios bancos, false su propio sistema, descuida a los enfermos y a los desamparados y a los ancianos. Unos arrojan a los otros a los hornos, y con su piel se fabrican pantallas de lámparas y tapicerías. Luego se cuentan mentiras sobre el asunto en los periódicos. Están enfermos y puede que nuestra obligación sea cuidarlos (...) o de lo contrario, podríamos contraer la misma enfermedad.  

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- El jazz es un gran negocio para los blancos y no te puedes mover sin ellos. Somos hormigas obreras. Ellos tienen las revistas, las agencias, las casas de discos y todos los locales que ofrecen jazz. Si no te vendes a ellos e intentas luchar, no te contratan y dan una mala imagen de ti con esa publicidad mentirosa. 
- ¿Vendernos, Fats? ¿A quién te refieres? (...)
- Mingus, eres un buen chico de California, no quiero desilusionarte. (...) Aprendí algo mejor que intentar triunfar solo con mi música en esas calles sucias llenas de gángsters, porque todavía me gusta más la música que el dinero. Se supone que el jazz no da millones a nadie, pero de eso es de lo que va la cosa. El dinero se lo embolsan los que no lo merecen, pero los más puros están en la calle conmigo y con Bird y nos llueve encima, tío. Me iba mejor cuando nadie más que los músicos nos conocía. Puedes estar seguro de que el jazz deja de serlo cuando el hampa se adueña de todo y lo maneja estrictamente por los beneficios e incluso deja fuera a los agentes de color. 

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- ¡Maldita sea, Diz! ¡¿Has oído en tu vida una mierda así?! Art acompañando a Bird con solos de mano izquierda, tocando un contrapunto con la derecha y manteniendo el ritmo a la vez no sé cómo. Ahora Bird está saliendo; fíjate en cómo sonríe a Art con su cara de luna llena. Uh, ho. Art se ha animado. Ahí va Bird. Art no le ha cogido aún. Parece que a Bird nada puede pararlo. Escucha a esos hijoputas. Fíjate en los críticos, todavía siguen hablando. No están escuchando nada. 
- Como la vez que Duke y Art tocaron mano a mano en el local contiguo al Birdland. Se dejaron el culo tocando: deberían de haber salido en todos los titulares de los periódicos. Sin embargo, la única reseña que hubo hacía un chiste sobre lo raro que sonaba el nombre del bajista cubano. 

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- ¿Cómo calificaría la clase de música que hace ahora?
- Hubo un tiempo en que se utilizaba una palabra, swing. El swing iba en una dirección, era lineal, y todo tenía que tocarse con un pulso obvio y eso es muy restrictivo. Pero yo uso el término "percepción rotativa". Si te haces una imagen mental del tiempo que existe en un círculo eres más libre para improvisar. La gente antes pensaba que las notas tenían que caer en el medio de cada tiempo del compás, a intervalos como los del metrónomo, con tres o cuatro hombres en la sección rítmica acentuando el mismo pulso. (...) Pero imagine un círculo rodeando cada tiempo: cada tío puede tocar sus notas en cualquier parte de ese círculo, y eso le da la sensación de que dispone de más espacio. Las notas caen en cualquier parte dentro del círculo, pero la sensación original del tiempo no ha cambiado. Si alguno del grupo pierde la seguridad, alguien marca de nuevo el tiempo. El pulso está dentro de ti. Cuando tocas con músicos que piensan así puedes hacer lo que sea. Cualquier puede parar y dejar que sigan los otros. Se llama strolling. En los viejos tiempos cuando teníamos intérpretes arrogantes sobre el escenario, hacíamos eso, simplemente parábamos de tocar y un mal músico se venía abajo. 

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- ¿Qué me dice del jazz británico? ¿Tenemos el feeling?
- Si está hablándo de técnica, de oficio, supongo que los británicos pueden ser tan buenos como cualquiera. Pero ¿para qué necesitan tocar jazz? Es la tradición de los negros americanos, es su música. Los blancos no tienen derecho a tocarlo, es música folclórica de color. Cuando estaba aprendiendo a tocar el bajo con Rheinschagen, él me enseñaba a tocar música clásica. Me decía que yo me acercaba, pero que nunca lo conseguiría. (...) Dijo que eran negros tratando de cantar una música que para ellos era extranjera. Tremendo; y puesto que la sociedad blanca tiene sus propias tradiciones, que nos dejen a nosotros con las nuestras. Tuvisteis vuestros Shakespeare, Marx, Freud, Einstein, Jesucristo y Guy Lombardo, pero nosotros creamos el jazz, no lo olvidéis, y toda la música pop del mundo actual tiene ahí su origen primario. Los británicos escuchan nuestros discos y los copian, ¿por qué no descubren algo por su cuenta? ¡Los blancos cogen nuestra música y le sacan más dinero del que nosotros le hayamos sacado nunca o del que le sacamos ahora!

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