LITERATURA / Sally Rooney
SALLY ROONEY
Gente Normal
Sally Rooney (Castlebar, Irlanda, 1991) se ha consolidado con su segunda novela, "Gente normal", como uno de los talentos más prometedores del momento. En reseñas, The New Yorker dijo que "Rooney estira y retuerce sus frases como si fueran esas esculturas de globos. Las palabras son su superpoder" y The New York Times que "Rooney es como uno de esos magos que pueden perforar una sandía con un naipe". Leyendo opiniones así ya pasas por caja sin mirar ninguno más, pura campaña para colocar a Sally Rooney como la próxima escritora de Best Sellers. Para mí, que no tengo tanta idea como el New Yorker o el New York Times, la novela no aporta nada nuevo en la temática romántica y las típicas idas y venidas de ahora-te-quiero-mañana-no-pasado-mañana-quizás-follemos-y-después-estaremos-llorando-la-ruptura-que-aún-no-se-ha-producido.
Marianne lo mira con una leve sonrisa, como si sintiera que ha ganado la discusión. A él le gusta hacerle sentir eso. Po run momento, parece posible conservar ambos mundos, ambas versiones de su vida, y pasar de una a otra como quien cruza una puerta. (...) Con solo un pequeño subterfugio puede vivir dos existencias por completo independientes, sin enfrentarse jamás a la cuestión definitiva de qué hacer consigo mismo o qué clase de persona es. Este pensamiento es tan consolador que por unos segundos evita la mirada de Marianne, deseoso de sustentar esa creencia un instante más. Sabe que, cuando la mira, no podrá seguir creyéndolo.
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Era cultura como representación de clase, literatura fetichizada por su capacidad de transportar a gente cultivada a viajes emocionales falsos que luego les permitían sentirse superiores a la gente inculta acerca de cuyos viajes emocionales les gustaba leer. Aunque el autor en sí fuese buena persona, y aunque el libro fuese verdaderamente profundo, todos los libros se comercializaban en último término como símbolos de estatus, y todos los escritores participaban en un grado u otro en ese mercadeo. (...) Aún así, al volver a casa Connell releyó algunas notas que había estado tomando para un nuevo relato, y sintió la antigua palpitación del placer en su interior, como al contemplar un gol perfecto, como el movimiento susurrante de la luz entre las hojas, un fragmento de música que sale de la ventanilla de un coche al pasar. La vida brinda esos momentos de felicidad a pesar de todo.
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