VIAJES / Marruecos
M A R R U E C O S
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FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Por su buena conexión con Europa, por sus paisajes naturales y por su cultura, y también, claro, por lo económico, Marruecos es un destino muy atractivo para una escapada. Esa posición geográfica con vistas al Atlántico y al Mediterráneo también propiciaba los cruces culturales entre romanos, visigodos y bizantinos. Una monarquía tradicional que ha abierto sus puertas a la modernidad, y para muchos europeos, la puerta al continente africano.
Entre el Atlas y el desierto, Marrakech pasa de lo medieval a lo sofisticado con cruzar una muralla, la que separa la Medina de la ciudad en desarrollo. Lo que atrae al turista está en el interior de la misma, dónde el tiempo parece haberse congelado y se intentan mantener las viejas costumbres (como el pintar todas las fachadas obligatoriamente de color ocre), de ahí que la mejor experiencia sea alojarte en un Riad y no en un hotel. La plaza Jemaa el-Fna sirve como enorme patio en mitad del laberinto de callejuelas de la medina, y la mezquita Koutoubia como faro para ubicarse en medio del caos organizado, en el que hay que moverse con cuidado si uno no quiere ser atropellado por una moto, y de dónde es fácil salir, aunque sea siguiendo las llamadas a los rezos que nos vuelven a llevar a la plaza Jemaa el-Fna, un hervidero de vida dónde por el día se encuentran encantadores de serpientes y amaestradores de monos, y por la noche se imponen el ritmo y el ruido de los artistas locales que compiten por la atención del público en una especie de batalla de bandas.
Casablanca es el pulmón económico del país y con 4 millones de habitantes es la urbe más poblada del país. Ciudad diseñada ayer (como quién dice), se muestra joven, cosmopolita y europeizada, un importante contraste tras venir de Marrakech. Salvo por la imponente Mezquita Hassan II (que gobierna la ciudad y que atrae todas las miradas y flashes del visitante, además de abrirle las puertas, ya que es una de las pocas mezquitas que permite la entrada de no musulmanes), uno podría imaginarse que está ante cualquier ciudad costera con vistas al Cantábrico como podría ser Gijón, Santander o San Sebastián.
Tierra de piratas y marineros, Rabat nunca suele ser el primer destino turístico del país y sin embargo es la capital. Una ciudad de contrastes dónde puedes encontrar cultura actual y tradición: mi primera parada me llevó al Museo de Arte Moderno y Contemporáneo Mahammed VI ( dónde destacaba una selección de fotos fantásticas de Bruno Barbey y Marc Riboud) para terminar callejeando por calles angostas de color azul y blanco, visitar el impresionante Cementerio Musulmán con vistas al océano, los jardines Andalusí o la Torre Hassam y el Mausoleo Mohammed V, un lugar muy especial.
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