CRÓNICA CONCIERTOS / Vibra Mahou Fest 2025

VIBRA MAHOU FEST'25

LOS ACEBOS + BARRY B
+ NIÑA POLACA + SEXY ZEBRAS
+ SHINOVA + ZAHARA

Recinto Ferial Luis Adaro (Gijón)
Sábado 24 de mayo de 2025

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TEXTO: Eneko Fernández
FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Desplazado un mes en el calendario con respecto a la edición anterior, el 4º Vibra Mahou Fest sí que repitió mismo emplazamiento. Omnipresentes en los circuitos festivaleros, la plataforma de música de Mahou Cinco Estrellas ya no solo se conforma con organizar girar para bandas y artistas emergentes por todo el país, sino que han subido la apuesta montando sus propios festivales.

En el caso del de Gijón, quizás habría que replantearse seriamente el moverlo de sitio, pues la nave en la que se celebra dentro del Recinto Ferial Luis Adaro no está precisamente acondicionada para albergar este tipo de shows en vivo. Y es una verdadera pena: para los grupos y para el público. Sacarlo a una de las explanas puede ser una solución, a pesar de estar expuestos a la imprevisible meteorología del Norte.  

Porque el cartel es un garantía para que la gente responda a la llamada. Una vez más se agotaron las 3.500 entradas puestas a la venta, y que sean esas, y no más, es de agradecer para poder moverte por allí sin agobios o para pedir en la barra sin necesidad de perderte medio concierto.

La maratoniana jornada la abrieron Alberto Rodríguez Carrasco y su banda, Los Acebos, a los que desgraciadamente no llegamos a tiempo de ver.

Sí que llegamos, algo justos, pero on time para la recta final del concierto de Barry B, quien se posiciona en unas coordenadas que no son ni música urbana, ni rock, ni pop. Seguro que en la cabeza del artista de Aranda del Duero hay una playlist de lo más ecléctica, y en estos casos el único objetivo es componer canciones más allá de etiquetas. Hay tiempo para todo: momentos guitarreros como la colabo con Carolina Durante (“Yo pensaba que me ha había tocado Dios”), baladongas (“El lago de mi pena”) o himnos para las nuevas generaciones (“Una infancia mal calibrada”).




Para Niña Polaca cada concierto es una excelente oportunidad para sumar adeptos, aunque éste fuese un bolo que se les hiciese bola. Porque para bola el sonido. En este caso, cuanto más cerca del escenario, mejor. Al llegar a la altura de la mesa de sonido, bastaba con mirar las caras de los técnicos y esos gestos de “¿Y qué quieres que haga aquí?”.

Espero que el combo madrileño-alicantino se escuchase bien ahí arriba en la burbuja del escenario, porque yo puse toda mi atención para seguir las letras de éxitos como “Travieso”“Mucho tiempo contigo”“Nora” o “Madrid sin ti”, coreadas con fervor, eso sí, por las primeras filas. Me molaría pillarlos en una sala pequeña, aunque eso, viendo como han crecido en el último año, ya se me antoja complicado. 



Llegaba el turno de los Sexy Zebras, pero Jontra ya me había puesto sobre aviso: “na tio, en el Toledo Beat no hicieron concesiones a sus primeros discos”. Y yo esperando escuchar “Quiero follar contigo”.

Para mí, un bautismo con su nuevo repertorio, plagado de canciones de su reciente nuevo lanzamiento, “Bravo”

Me impactó ver cómo funcionaban en directo y como le peña ya se había apoderado de las nuevas como si fuesen clásicos de la banda de toda la vida. Además de la que da título al mismo, cayeron “Días de mierda”, “Mañana no existe”, “Pogo” (¿soy yo o hay mucho de Triángulo de Amor Bizarro?) y como no, “Marisol”. Hubo margen para meter hits de su anterior LP, como las infalibles “Nena”, “Jaleo” o “Tonterías”, encargada de cerrar. Reconozco que Gabi Montes y los hermanos Luna son unos valientes, pues no es fácil darle esquinazo con tanto éxito a tu pasado. 

Otros que saben de eso de cortar con sus raíces son Shinova, pues por mucho que se empeñen en su estética, poco se parecen a quienes fueron en sus inicios. Lógico, madurar también es esto, y más espoleados por el beneplácito de la mayoría. El sonido mejoró con los vizcaínos: al menos a Gabriel de la Rosa se le escuchaba palabra por palabra. Un buen frontman que mide bien la temperatura del show, comedido en el discurso y muy correcto a la voz, lo que también le resta algo de emoción al asunto, como ocurre con el indie actual en general: la mayoría de los grupos a los que se mete en el saco parecen imitarse unos a otros y en sus conciertos, bastante lineales, no hay manera de asomarse al precipicio, y al rock siempre se le exigió un poco de funambulismo. En sus discos, a Shinova sí que se les aprecian pinceladas interesantes, aunque luego en los directos de festivales, se escapen a nuestro oído.   






En el Vibra Mahou Fest, para amenizar la espera entre grupo y grupo, se les da cabida a DJs locales cuya misión es que el ánimo no decaiga, poniendo a prueba nuestra resistencia.

Y afrontando el último puerto de montaña llegamos a Zahara, animal escénico que se guía por sus instintos naturales tanto dentro como fuera del estudio. Eso la hace imprevisible y difícil de encasillar en un festival. Jontra me había dicho que en el Toledo Beat Festival había montado un rave a las 7 de la tarde y a plena luz del día, ayer, en una nave y bien entrada la noche, el ambiente era mucho más propicio para la descarga de sintes. Y ahí estaba, entre otros, su infatigable compañero Marti Perarnau (con quien también tiene ese proyecto conjunto bautizado como _Juno). A mitad de concierto Zahara manda subir un baño portátil (como el de la portada de su último disco, “Lento ternura”) y una cinta de gimnasio a la que se sube, con mallas y a lo loco, tras ir quitándose capas del vestuario con el que inicio el concierto.

No estaría de más imitarla el año que viene, pues el Vibra Mahou es casi tan exigente como una jornada de crossfit








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