LITERATURA / James Crumley

JAMES CRUMLEY

El Pato Mexicano

James Crumley (Three Rivers, 1939 - Missoula, 2008) fue uno de los nombres propios de la novela negra, pero quizás su estilo, crudo y salvaje, le privó de que sus obras se distribuyeran en mayor número. En el caso que nos ocupa, el detective C.W.Sughrue (uno de sus grandes personajes) es contratado para localizar a una mujer que está desaparecida desde hace años para el FBI, su marido o los traficantes de drogas que la andan buscando. Sughrue hará gala de su peculiar forma de ver las cosas y recluta a unos cuantos colegas de Vietnam para adentrarse en una espiral de violencia, sexo, drogas y corrupción. 

"El Pato Mexicano" no fue su mejor obra, y a un devorador de novelas negras no le dará más que un par de puntazos que se desvanecerán sin pena ni gloria en el transcurrir de las páginas. 

Los bares pueden ser sitios agradables y cómodos, verdaderos hogares lejos de la soledad o confusión del hogar, pero nadie, ni siquiera el borracho degenerado más confirmado, puede pasarse ochenta o noventa horas a la semana metido en un bar. Los cambios en el personal eran tan frecuentes que acabé por contratar una mujer tan borracha que se le había olvidado que la había despedido la semana anterior. No sé que excusa tendría yo. Algo que ver con mi nariz, sospecho. Por lo que a mí se refería, el sol era algo que sucedía en otro país. No me importaba que saliera. Así que solo lo hizo para llevarme la contraria. 

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A los hombres jóvenes les parece que la primavera es la época de la regeneración, pero los que llevamos unas cuantas cervezas en el coleto y aún más kilómetros en las posaderas pensamos que la primavera no es más que una falsa promesa de verdor destinada a marchitarse, una promesa florida y frenética destinada a no cumplirse nunca. 

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(...) Pero ya se había ido, dejándome el cálido sabor de su boca, una copa de martini manchada de carmín y media jarra de olvido. Mientras la apuraba, hice un barrido por los canales de la televisión por cable, en busca de algo que no podía acabar de encontrar.

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Supongo que hoy en día a veces ocurren estas cosas. Las mujeres atractivas prefieren la compañía de otras como ellas antes que la de tíos estúpidos. Linda así nos lo explicó en un largo parlamento, inspirado por las drogas y las copas, tratando de adularnos diciendo que, para ser tíos, no éramos malas personas, y que a veces les gustaba irse de copas rodeadas de tíos para tener muy presente lo que no se estaban perdiendo.