LITERATURA / Miguel De Cervantes
MIGUEL DE CERVANTES
Don Quijote De La Mancha
Publicada su primera parte a comienzos de 1605 con el nombre de "El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", y su continuación 10 años después con el nombre de "El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha", Don Quijote es el libro más editado y traducido de la Historia, sólo superado por La Biblia. Así pues, no vamos a descubrir la novela de Miguel de Cervantes, pero si me gustaría dejarles algunos de mis extractos favoritos, para que el que aún no lo leyó, remedié el asunto en cuanto le sea posible.
"Sólo sé decir,
respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es
Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad por lo menos
de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en
ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos
de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente
campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas,
sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro sus cuello, mármol su pecho,
marfil sus manos, su blancura nieva, y las partes que a la vista humana
encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que sólo la
discreta consideración puede encarecerlas, y no compararlas".
......
-Señor –respondió Sancho-,
que el retirar no es huir, ni el esperar es cordura, cuando el peligro
sobrepuja a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana y no
aventurar todo un día. Y sepa que, aunque zafio y villano, todavía se me
alcanza algo de esto que llaman buen gobierno; así que no se arrepienta de
haber tomado mi consejo, sino suba en Rocinante, si puede, o si no yo le
ayudaré, y sígame; que el caletre me dice que hemos menester ahora más los pies
que las manos.
......
¡Oh, válgame Dios y
cuán grande fue el enojo que recibió don Quijote oyendo las descompuestas
palabras de su escudero! Digo que fue tanto, que con voz atropellada y
tartamuda lengua, lanzando vivo fuego por los ojos, dijo:
-¡Oh bellaco villano,
malmirado, descompuesto, ignorante, infacundo, deslenguado, atrevido,
murmurador y maldiciente! ¿Tales palabras has osado decir en mi presencia y en
la de estas ínclitas señoras, y tales deshonestidades y atrevimientos osaste
poner en tu confusa imaginación? ¡Vete de mi presencia, monstruo de naturaleza,
depositario de mentiras, almario de embustes, silo de bellaquerías, inventor de
maldades, publicador de sandeces, enemigo del decoro que se debe a las reales personas!
¡Vete, no parezcas delante de mí, so pena de mi ira!
......
-¡Bueno está eso! –respondió
don Quijote-. Los libros que están impresos con licencia de los reyes y con
aprobación de aquellos a quien se remitieron, y que con gusto general son leídos
y celebrados de los grandes y de los chicos, de los pobres y de los ricos, de
los letrados e ignorantes, de los plebeyos y caballeros…, finalmente, de todo
género de personas de cualquier estado y condición que sean, ¿había de ser
mentira, y más llevando tanta apariencia de verdad, pues nos cuentan el padre,
la madre, la patria, los parientes, la edad, el lugar y las hazañas punto por
punto y día por día, que el tal caballero hizo, o caballeros hicieron? Calle
vuestra merced, no diga tal blasfemia, y créame que le aconsejo en esto lo que
debe de hacer como discreto, sino léalos y verá el gusto que recibe de su
leyenda.
......
-También, Sancho, no
has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles, que,
puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por
los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.
-Eso Dios lo puede
remediar –respondió Sancho-, porque sé más refranes que un libro, y viénenseme
tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros, pero
la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo. Más
yo tendré cuenta de aquí delante de decir los que convengan a la gravedad de mi
cargo, que en casa llena, presto se guisa la cena, y quien destaja, no baraja,
y a buen salvo está el que repica, y el dar y el tener, seso es menester.
......
(…) Yo compraré unas
ovejas y todas las demás cosas que al pastoral ejercicio son necesarias, y
llamándome yo “el pastor Quijótiz” y tú “el pasto Pancino”, nos andaremos por
los montes, por las selvas y por los prados, cantando aquí, endechando allí,
bebiendo de los líquidos cristales de las fuentes, o ya de los limpios
arroyuelos o de los caudalosos ríos. Daranos con abundantísima mano de su
dulcísimo fruto las encinas, asiento los troncos de los durísimos alcornoques,
sombra los sauces, olor las rosas, alfombras de mil colores matizadas los
extendidos prados, aliento el aire claro y puro, luz la luna y las estrellas, a
pesar de la escuridad de la noche, gusto el canto, alegría el lloro, Apolo
versos, el amor conceptos, con que podremos hacernos eternos y famosos, no sólo
en los presentes, sino en los venideros siglos.
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