CRÓNICA CONCIERTOS / Fito & Fitipaldis + Muchachito

FITO & FITIPALDIS 
+ MUCHACHITO 
Palacio de los Deportes (Gijón)
Sábado 17 de marzo de 2018
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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"20 Años, 20 Ciudades" iba a ser un Tour que llevase a Fito & Fitipaldis por 20 ciudades en 20 conciertos, pero la demanda de entradas acabó "obligándoles" a duplicar fecha en alguna ciudad, siendo Gijón una de ellas. 

Como ocurrió con las dos visitas anteriores del de Bilbao al mismo lugar del crimen (Palacio de los Deportes) se colgó el cartel de Sold Out en las dos fechas. En aquellos conciertos los teloneros escogidos habían sido Lichis (el primer año) y Los Zigarros (el segundo), y en esta que nos ocupa, el encargado de caldear el ambiente sería Jairo Perera, Muchachito para los amigos. Hay que tenerlos bien puestos para salir sin banda, sólo ante el peligro, como Gary Cooper, o como Juan Palomo, ocupándose él solito de percusión, voz y guitarra. "Un reto" que diría él, tomando asiento, y sin tiempo para remangarse, poniéndose al lío, golpeando el bombo y la caja con la pegada de una manada de búfalos, y tocando la guitarra con las pulsaciones de un colibrí. Esfuerzo titánico que gran parte del público ignoró, pues estaban muy entretenidos consultando quien miraba sus stories de Instagram. Poco le importaría a Muchachito, que tiene mucha mili a sus espaldas, y perseveró hasta levantar al personal con “Ojalá No Te Hubiera Conocido Nunca”. Desde luego, como One Man Band más no pudo hacer, y su actuación, a pesar de no agitar como lo haría con su banda al completo, tuvo un mérito mayúsculo, algo que se le reconoció al despedirle con una sonora (y merecidísima) ovación. Un fenómeno. 

Jairo Perera, alias Muchachito, tiene la felicidad incrustada en su cara de pillo, y como jornalero de la música, se nota que ha llegado lejos haciendo lo que más le gusta, igual que Adolfo Cabrales, aka Fito, jornalero del Rock&Roll nacional que se mantiene en la cresta de la ola ajeno a modas y tendencias. Así durante 20 años. Lo que es motivo de celebración. Y en esas estamos.



Las trombas de agua que caían en el exterior hacían mucho más acogedor el Palacio de los Deportes, donde se respiraba un ambiente festivo, lleno hasta la bandera de un público heterogéneo (típico con estos artistas populares). Familiar también, y es motivo de celebración que se permitiese la entrada a menores a un concierto de Rock. También tienen derecho a disfrutarlo. 

Desde el foso vivimos el apagón que dio paso al griterío, y a su vez, a la proyección de un vídeo de animación (logradísimo por cierto) que hacía de introducción, con el “Il Buono, Il Brutto, Il Cattivo” de fondo. ¿Cuántas bandas usan el tema de Morricone para abrir sus shows?



De ahí en adelante no hubo sorpresas. Fito se ajusta al show habitual (¿para qué tocarlo si la cosa funciona?). Tiene la receta para confeccionar canciones que gustan, ideales para cantar en un karaoke masivo, para llenar grandes recintos con un público entregado dispuesto a dejarse la garganta en cada estribillo, y encima está respaldado por una banda de músicos sobresalientes: Carlos Raya a la guitarra, Javier Arzola al Saxo, Alejandro Climent al bajo, y Dani Griffin a la batería.





Aunque para ser justos, este concierto se diferenciaba de los anteriores por los invitados. Como por ejemplo, Rulo. Por La Fuga le conocerán. Rulo fue recibido como un tótem del Rock urbano, y campechano él, se enfundó la guitarra y se puso manos a la obra con “Whisky Barato”. Antes compareció (de nuevo) Muchachito, que más ligero (únicamente su guitarra), se sentó con Fito y con el saxofonista Javier Arzola para tocar “No Soy Bo Diddley” y también una de su propia cosecha (“Me Tienes Frito”). Este trío ocasional nos brindó uno de los momentazos de la noche: Muchachito transmitiendo electricidad y buen rollito; Arzola soplando como un huracán.   

Así fueron sonando éxitos que ya forman parte del cancionero popular del Pop-Rock español como “Me Equivocaría Otra Vez”“Garabatos”, “Entre Dos Mares”“Tarde O Temprano”“La Casa Por El Tejado”

Y los bises, divididos en dos tandas. La primera la abrió Fito, él solito con su guitarra, rescatando una celebrada “Rojitas Las Orejas”, demostrando que no es precisamente manco con las seis cuerdas. “Soldadito Marinero” sirvió para fortalecer el feedback con el público, invitando a cantar al unísono eso de “Después de un invierno malo, una mala primavera dime por que estas buscando una lágrima en la arena. Y otra vez a bambalinas. 




Llevábamos dos horas de concierto, pero aún faltaban dos balas en la recámara: “Entre La Espada Y La Pared” “Acabo De Llegar”, encargada de poner el broche, y de mandar de paso un mensaje: Fito & Fitipaldis tienen cuerda para rato. 

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