CRÓNICA CONCIERTOS / Carlos Ares
CARLOS ARES
Teatro Albéniz (Gijón)
Viernes 15 de noviembre de 2024
___________________________
TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
___________________________
Marcaba el relojero las 21:16 cuando los músicos empiezan a subir al estrado del Teatro Albéniz de Xixón: el último del (hoy) quinteto, el protagonista de la noche y de una nueva gira Vibra Mahou, Carlos Ares.
Unos minutos antes, la siempre difícil papeleta de “calentar” el escenario recaló en Lofácil, el proyecto al que dieron forma María y Carlos al conocerse en la Escuela de Arquitectura de Madrid. A pesar del poco ambiente que reinaba en la sala, el dúo tiró de oficio y creó su propia atmosfera cimentada en delicados sintetizadores y spoken word.
Cada cierto tiempo y sin previo aviso surge en la industria alguien que desafía todos los clichés establecidos. Hace diez años, fue un chaval de Santander que debutó con un disco que se abría con los siguientes versos: “Camino ácido, mezclaste en un enlace peptídico / Ricino y cinzano, entraste en un estado divino”. Aquel esquivo y tímido mozalbete se hacía llamar Ángel Stanich y a día de hoy su nombre seguro que te suena.
Diez años después y diez años más joven, emerge ahora con fuerza torrencial otro nombre propio: Carlos Ares, oriundo de A Coruña. A pesar de su juventud, Carlos tiene mucha mili a sus espaldas. Se ha curtido componiendo y produciendo para otros (como Paula Cendejas, Maximiliano Calvo o Marc Seguí), agazapado en la sombra, paciente, esperando su momento.
Con los conocimientos aprendidos durante estos años y ya maduro y con las ideas más que claras, “Peregrino” fue un estreno atípico que yendo a contracorriente ha calado hondo. Escuchando la complejidad del disco se puede tener cierto temor a ver como lo llevan al directo. Bastan unos segundos de “Velocidad” -la encargada de abrir el show-, para que cualquier duda se disipe. Si algo impresiona es el sonido, impecable. Cada instrumento ocupa su espacio sin pisar al de al lado y empasta todo tan bien que uno tiende a desconfiar. ¿Milli Vanilli? Afortunadamente no.
Ayuda el tener una banda de altura: Miguel Lamas a la percusión, Sergio Delgado a las teclas, Mikaela Vázquez al violín, Tony Finu al bajo, y Marcos Cao a la guitarra (acústica y eléctrica según lo demande la ocasión). Que lujazo es tener a un tipo como Cao capaz de doblarle las voces a Carlos en registros altos: para los que no le sigan la pista, escuchen La Sonrisa de Julia.
Los buenos conciertos tienen que tener subidas y bajadas de intensidad y al mismo tiempo ir en un in crescendo constante. El set list -cuidadosamente ordenado-, y lo ecléctico de la propuesta -desde indie folk hasta música urbana- hacen que no se den momentos muertos.
En el ecuador del show llega “Terrícola”, uno de los hypes de la noche. La banda se va del escenario y deja a Carlos solo ante el público afinando su guitarra mientras el murmullo general se va apagando hasta el punto de que puedes escuchar cómo le llega un washapp a la persona que está en la otra punta de la sala. El respeto hacia un artista también se mide en los silencios. En este formato íntimo (con la guitarra crujiendo y la voz de Carlos dotando de matices cada palabra) es dónde se aprecia la magnitud de su talento.
De aquí al final el público se entrega y el concierto sube un escalón más. Se vienen “Importante” (un trabalenguas que a la mayoría no nos dio tiempo de aprender), “Materia prestada” (que en el set list figura como “Pájaros”, homenaje demasiado evidente como para explicarlo), “Aquí todavía” y ese himno totémico que es “Peregrino”, que en vivo se eleva aún más si cabe. Como viene siendo habitual, “Odisea” puso el broche, sin bises, con la banda despidiéndose uno a uno hasta dejar a Carlos solo para recibir la última de las ovaciones de la noche.
Lo único a poner en el Debe es la duración del concierto: una hora escasa (formato festivalero). De momento solo tiene un disco, toca esperar a que engorde el repertorio.
“Hay que cuidar a esti guaje” me dijo alguien al final del concierto. No te preocupes, esti guaje va a saber cuidarse solito.
Comentarios
Publicar un comentario