CRÓNICA CONCIERTOS / M-Clan
M-CLAN
Espacio Estilo (Oviedo)
Jueves 28 de abril 2016
Hay artistas que no soportan la
inactividad. Es el caso de Ricardo Ruipérez y Carlos Tarque, almas mater de M-Clan, quienes
aprovechan cualquier coyuntura para lanzarse a la carretera. La última escusa es
esta mini gira patrocinada por Mahou y bautizada como “Desarmados” en la que la
dupla repasa sus grandes éxitos en formato acústico y en recintos más
modositos. Un pequeño antojo antes de meterse en el estudio a grabar su nuevo
trabajo. Sold Out en el Espacio
Estilo, aunque no se respiraba agobio alguno en el recinto. No se quiso
sobrepasar el aforo y es de agradecer.
Saltaron a la tarima Ricardo y Carlos armados
únicamente con guitarra y voz (para ser justos, en el caso de Carlos
también cajón flamenco, armónica y pandereta) y con el respaldo de un
repertorio de éxitos que cala en cualquier generación y que ya forma parte del
cancionero popular del rock español.
Arrancaron voluntariosos pero pronto
aparecería un enemigo inesperado: el público. El respetable hizo de todo menos
honor al nombre. Del murmullo constante se pasó al coloquio, y de este al postureo de rigor, con odiosos selfies mientras sus autores les dan la
espalda a unos músicos con 22 años de trayectoria. “Filosofía Barata”, sí
señor. Fue tal la falta de respeto que Carlos, de muy buenas maneras eso sí,
pidió (hasta en 4 ocasiones) un poco de silencio. Vergonzoso. Lo triste es que
esto ya no solo sucede en los conciertos del circuito más comercial. Es triste empañar una crónica con algo así. Tan molesto que no se puede ignorar.
Centrándonos en lo meramente musical,
Carlos y Ricardo tomaron aire e intentaron reconducir la situación. No era una
de esas noches para buscar la magia de los acústicos, y eso que hay canciones (“Miedo”
o “Inmigrante”, esta última dedicada a los refugiados) que la piden a gritos.
M-Clan aprovecharon para recordar a algunos
de los últimos caídos: como Prince (con “Calle Sin Luz”, un tema con el que se
intentaron aproximar a sus influencias negroides) o como Glenn Frey de los
Eagles (entonando el inmortal “Take It Easy”). Un par de guiños a ilustres del
R&R. Hubo más. En un momento en el que Ricardo tuvo que ausentarse para ir a
boxes, Tarque se enfundó la guitarra y se animó con algún éxito de la Creedence
Clearwater Revival (“Bad Moon Rising”). O cuando el vocalista retó con una sonrisa a los asistentes a
que le contestaran ese trabalenguas que supone el estribillo de “Hard To Handle”
de sus admirados The Black Crowes. Incluso hubo tiempo para interpretar entera “Hungry
Heart” de Springsteen.
Con un ambiente enrarecido no apto para las
canciones más desnudas, fueron los grandes clásicos de la banda los que
acudieron al rescate. Las palmas y los coros aparecieron con “Llamando A La
Tierra”, “Perdido En La Ciudad”, “Quédate A Dormir”, o las imbatibles “Carolina”
y “Maggie Despierta” (reservadas para los últimos bises), esta última empalmada
a la perfección con unos versos del “Te Quiero Igual” de Calamaro. Un gran
broche a un concierto que nos dejó nubes y claros, y no precisamente por Carlos
y Ricardo, quienes cumplieron como siempre con su hoja de ruta. Algo que llevan haciendo durante las dos últimas décadas.
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