CRÓNICA CONCIERTOS / Los Zigarros

LOS ZIGARROS
Sala Acapulco (Gijón)
Viernes 3 de junio 2016

Los Zigarros llaman a la puertas de la primera división del Rock And Roll nacional gracias a un disco, “A Todo Que Sí”, (y su correspondiente gira) que roza el sobresaliente. 

TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río



Mi primera (y única) toma de contacto con Los Zigarros había sido como teloneros de Fito, y tengo que reconocer que, para el que esto escribe, ellos eran el reclamo de la noche. La excelente carta de presentación que supuso su debut me hacía tenerles especiales ganas. Sólo faltaba comprobar cómo lo defendían en directo, a pesar de que aquella noche no tocaban en su plaza (son más de sala que de pabellón) ni ante su público.

Lo de anoche era harina de otro costal. Nuevo disco bajo el brazo (todo lo que apuntaban lo apuntalan en “A Todo Que Sí”) y la sala para ellos solitos: su hábitat y su público. La buena acogida en los conciertos previos (lleno o casi lleno) no se repitió en Gijón, donde hubo media entrada. Quizás esa falta de ambiente fue el motivo de que saliesen 20 minutos tarde a escena.


Los que la conocen saben que la sala Acapulco es peliaguda. Una cosa es hacer la prueba de sonido con ella vacía y otra cuando el personal empieza a revolotear por allí. El sonido cambia radicalmente lo que obliga a ajustar sobre la marcha. “A Todo Que Sí” (canción que da título y abre su último largo, y con la que suelen prender la mecha en directo) sirvió de calentamiento, y con los problemas técnicos ya solventados, “Baila Conmigo” ya sonaba a gloria.


A partir de ahí, Los Zigarros dieron una master class de Rock And Roll. Los amplis escupían sonidos conocidos por todos: rock canalla y callejero a la argentina (“No Obstante Lo Cual” o “¿Qué Harás, Amor?” rezuman a Tequila o Los Rodríguez) y a la española (“Desde Que Ya No Eres Mía” lleva el sello de Carlos Raya –productor de sus dos discos- y perfectamente podría estar en el repertorio de M-Clan); influencias patentes de rock and roll más tradicional y anglosajón (“Hablar, Hablar, Hablar” comienza con ese sonido tan Chuck Berry), guiños a los Stones y a AC/DC (especialmente cuando deciden endurecer su sonido a través del bajo musculoso de Nacho Tamarit) e incluso algún ramalazo a los Queens Of The Stone Age (con hipnóticos ritmos de la percusión de Adrián Rives, como en “Tenía Que Probar”, la canción en la que más se desmarcan de sus directrices); y Punk (“Suena Rock & Roll” es una orgía entre Green Day y los Ramones).

Los hermanos Tormo saborean el feedback con el público. Ovidi (a la voz y a la guitarra rítmica) más comedido que su hermano Álvaro, quien puede desatarse (y lo hace) como guitarra solista. Su compenetración está fuera de toda duda, pero sólo se buscan en “Dispárame”, cuando entran en un pequeño pique de guitarras que ayuda a caldear la recta final.


A la hora y media de show la banda se retira al camerino pero las sirenas que suenan de fondo nos alertan del bis que falta, ¡¡¡y qué bis!!! “Dentro De La Ley”. Uno de los HITS (así, en mayúsculas) del año dentro del rock nacional y el colofón perfecto para una noche de puro rock and roll. Una noche en la que Los Zigarros han aclarado dos premisas: se puede hacer buen rock en castellano aunque sea ignorado en las radio fórmulas comerciales. 


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