CRÓNICA CONCIERTOS / Luke Winslow-King

LUKE WINSLOW-KING
Factoría Cultural (Avilés)
24 de octubre de 2018
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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En tiempos en los que los festivales se han convertido en una gran pasarela donde muchos de los asistentes están más preocupados por la ropa que lucir para posturear bien en las fotos que por los grupos que tocan, algunos todavía nos movemos en las cloacas, en los garitos, en las pequeñas salas, lugares donde se respira pureza en cada acorde, donde poder ver (y disfrutar) de un artista cómodamente y en comunión con otro buen puñado de románticos que todavía apoya este tipo de escena.
Como el centenar de personas que anoche (un miércoles) nos dimos cita en la Factoría Cultural de Avilés (una sala pequeñita y acogedora que suena divinamente) para ver a Luke Winslow-King, un tipo de Cadillac (Michigan) que se fugó a Nueva Orleans y se empapó de la musicalidad de la ciudad durante 15 años. Y 15 años en Nueva Orleans dan para mucho.


Desafortunadamente, en el concierto de anoche no vimos esa faceta polifacética de Luke. Todo el Soul, Jazz, Swing o Gospel que se respira en sus discos quedó tapado por un sonido muy Blues Rock. Para lo bueno y para lo malo: se gana en músculo pero el repertorio pierde colorido y capacidad para sorprender.

Los que esperábamos transitar por una ciudad donde en cualquier esquina pudiésemos vernos sorprendidos por un brote multicultural, nos encontramos viajando en un tren de mercancías por interminables llanuras de polvo y desierto. Algunos achacan este sonido más plano y directo a su divorcio. Habladurías o no, las razones solo las sabe él.


Si no le juzgamos por su pasado discográfico, Luke es un tipo con una clase infinita: no tiene una voz potente pero canta con elegancia y estilo; no es un guitarrista excepcional pero se defiende sobradamente a las 6 cuerdas. Porque para lucirse a la guitarra ya está el italiano Roberto Luti, un excelso guitarrista (que gusta y se gusta al mismo tiempo) capaz de acaparar los focos y mantener por sí solo un show. De hecho, algunos de los picos del concierto llevaron su firma y desembocaron en sonoras ovaciones. Un As en la manga dentro de una banda tremendamente solvente. 



Y eso es precisamente lo que me dejó a medias: que con tanto talento sobre el escenario la cosa no acabase de explotar. Que el concierto fuese un miércoles tampoco invitaba al desfase. Un notable para alguien que se merece un sobresaliente. O lo que es lo mismo: lo que fue, y lo que pudo haber sido. 

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