LITERATURA / Fiódor Dostoyevski

FIÓDOR DOSTOYEVSKI

El Jugador

En 1866, Fiódor Dostoievski tenía cuarenta y cinco años y estaba en una situación límite. Necesitaba urgentemente escribir dos novelas para poder hacerse cargo de la viuda de su hermano y de sus cinco hijos. Mientras escribía "Crimen y castigo", y en apenas tres semanas, Dostoievski escribió "El Jugador", una novela autobiográfica que refleja dos de sus grandes obsesiones: el juego y el amor. 

Por ridícula que pareciese esta idea de esperar tanto de la ruleta, todavía más ridícula es la opinión vulgar, tan generalizada, de que esperar algo del juego es estúpido y absurdo. ¿Por qué el juego es peor que cualquier otro modo de adquirir dinero, que el comercio, por ejemplo? Es verdad, de cien gana uno; pero ¿qué me importa a mí?

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¡Una frase modelo! Usted supone que yo soy incapaz de conservar mi dignidad. Es decir, que acaso soy un hombre digno, pero que no sé hacerme respetar. ¿Comprende que puede ocurrir así? Todos los rusos somos de esta manera, y usted sabe por qué: porque estamos demasiado dotado y poseemos demasiadas facetas, lo que nos impide encontrar de buenas a primeras una forma decorosa. La cuestión reside en la forma. La mayoría de los rusos estamos tan abundantemente dotados, que hace falta ser un genio para encontrar una forma decorosa. Y el genio no se da con frecuencia, y acaso algunos otros europeos, han determinado tan bien su forma, que son capaces de mirarle a uno con extraordinaria dignidad aunque sean la persona más indigna. 

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Sí, a veces la idea más disparatada, la idea más imposible se mete con tal fuerza en la cabeza, que uno acaba por tomarla como algo realizable... Más aún: cuando la idea se une a un deseo intenso, apasionado, en ocasiones la acepta uno como algo falta, necesario, impuesto por el destino, como algo que no puede por menos de suceder. Es posible que aquí haya una combinación de presentimientos, un inusitado esfuerzo de la voluntad, la intoxicación de la fantasía o algo por el estilo.