La cuarta edición del VeSu se celebró, un año más, en la Fábrica de Armas de Oviedo. Quién sabe si la última en este recinto con un futuro incierto. Por el escenario Vibra Mahou se pasaron trece artistas nacionales e internacionales a los que hay que seguirles la pista pues alguno/a seguro que pega el pelotazo. Mención especial a los técnicos de sonido, sobresalientes durante todo el festival. Aquí unas capturas y unas líneas de los tres días.
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Viernes 30 de junio
Llegamos tarde y mal, pero llegamos, a la jornada inaugural, perdiéndonos muy a nuestro pesar a Futuro Terror. Sí que llegamos para ver La Plazuela, una de las formaciones que más está dando que hablar en la escena independiente. Los granadinos también están involucrados en ese movimiento que casi podemos definir como "neo Flamenco" y en el que podemos incluir desde Derby Motoreta´s Burrito Kachimba hasta Califato 3/4, y, por qué no decirlo, Rosalía. Un crossover que va del Flamenco al Rock Andaluz, de la Electrónica al Funky. Tan pronto nos recordaban a Triana como a Daft Punk. O como rezaba el cartel de neones que tenían a sus espaldas: Roneo Funk Club. Ideales para cualquier guateque que invite al despiporre.
Cristián Quirante se granjeó un nombre firmando las producciones de gente tan importante como C. Tangana, Rosalía, Lola Índigo o Aitana. Cristián ha considerado que era el momento de emprender su propio proyecto, y tras el nombre artístico de Alizzz, y escoltado por una banda solvente, tiraron de todos los hits de su debut: electro pop (y ese indie que mira vez más a los ochenta) ideal para una noche de verano.
El trío alemán formado por Maxi (guitarra), Ben (batería) y Marcus (percusiones, sintes y demás juguetitos), fueron los encargados de poner el cierre a la jornada del viernes. Klangphonics se mueven a caballo entre el techno melódico y el deep house. Loops hipnóticos y crescendos poderosos en un show impecable.
Demasiado exigentes para los que ya estábamos en la reserva.
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Sábado 1 de julio
Bajo un sol de justicia, Pipiolas estrenaban la jornada del sábado entregadas a pesar de la poca afluencia que se acercó para verlas, pues la mayoría buscaba protegerse a la sombra, aunque fuese a cien metros del escenario. Pop gominoloso con canciones directas empaquetadas en 3-4 minutos, una formula sencilla y efectiva que ya explotaron hace poco, y con éxito, Ginebras.
Bajo el mismo sol de justicia, pero con alguna velocidad de más, Monteperdido inyectaron toneladas de energía y espabilaron de golpe a los/as resacosos/as. Los madrileños tienen algo del punk más speedico, aunque sepan ralentizarlo gracias a su gusto por el pop. Al verles pensé en Biznaga, y ojalá sigan la misma senda que los malagueños.
El punk nunca muere, aunque haya gente que se empeñe en enterrarlo.
Y si Monteperdido nos recordaron a unos nuevos Biznaga, y usando las comparaciones con la mejor intención posible, La Paloma podrían ser los nuevos Carolina Durante. Ambos no esconden a los Nikis como una influencia vital, aunque endurezcan su sonido con un Noise Pop fresco y apto para todos los públicos. No les perdáis la pista.
Para la que esto escribe, el reclamo del festival era Curtis Harding, uno de los nombres propios de la efervescente escena del nuevo soul (Nick Waterhouse, Michael Kiwanuka, Nathaniel Rateliff). Me habían avisado de que era algo frio sobre el escenario (James Brown no es desde luego), y no importa mucho que se muestre comedido sobre las tablas cuando tiene el respaldo de unas composiciones que rebosan clase.
Para los amantes de los sonidos negroides, un aperitivo perfecto para lo que veremos en La Grapa Black Music Festival.
También le tenía especiales ganas a Carlangas, sobre todo por ver las buenas sensaciones que me había dejado su directo en el Vibra Mahou Fest. Aquel día tocó a las tres de la tarde, un horario que no beneficiaba mucho la propuesta festiva que ofrece el ex Novedades Carminha. Igual de motivado que aquel día, pero mucho más estimulante, el gallego -muy bien acompañado por Mundo Prestigio- dio un bolazo animado y breve, de esos que hacen que te quedes con ganas de mucho más.
Los irlandeses Le Boom pusieron el broche a la noche del sábado. Una agitada mezcla de electrónica e indie pasado de revoluciones, ideal para el saturday night live, un reto mayúsculo para aquellos que ya estábamos con la pájara antes del Angliru.
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Domingo 2 de julio
La jornada del domingo tenía sobre el escenario a unas chicas encargadas de transmitir las letras de los artistas en Lengua de Signos. Una jornada dedicado a artistas emergentes que podrían entrar dentro de la amplia y ecléctica escena urbana. Esos son los terrenos que pisa Gabriel Barriuso, conocido como Barry B, el último en incorporarse al cartel del VeSu. Hip hop, punk y electrónica en el mismo saco. Si Sony le echó el guante, algo tiene que tener.
De los muchos e interesantes artistas emergentes en esta edición del VeSu, Sila Lua tiene muchas papeletas para ser la próxima en petarlo. Tiene magnetismo escénico y una voz grave que le sirve para destacar en diferentes registros. Escoltada por dos músicos que buscan el menos es más -algo vital en composiciones que le entren fácil al oyente-, y sin necesidad de alardes lo llenan todo con sintes, guitarras eléctricas, percusiones tribales y ritmos folklorianos.
Yo, por si acaso, ya me he apuntado su nombre.
La encargada de poner el cierre a la jornada del domingo y a esta cuarta edición del VeSu fue la joven Jimena Amarillo. Su discurso (siempre apoyando a la comunidad LGTBIQ+) vuelve a ser debate candente con las Elecciones Generales a la vuelta de la esquina, aunque ella, con su música, esté muy por encima de todo eso. Tiene 400 mil oyentes mensuales en plataformas digitales: 400 posibles votos que harían salivar a algunas de las garrapata que se postulan, esas que todavía ignoran que la música puede cambiar el mundo.
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