FOTOGRAFÍA / José Antonio FD
Seguimos dándole visibilidad a fotógrafos de conciertos que operan principalmente en territorio Astur. Conocí a Jose Antonio Fernández por TheBoxFM, dónde pudo dar rienda suelta a sus dos pasiones: fotografía y música. La primera ya la había explorado aunque en campos tan distanciados de la fotografía de conciertos como paisajes o arquitectura. Hace unos meses acudí (y toqué en acústico) en la inauguración de su exposición "Metal Queens Vol. 1" -hubo un segundo volumen, no sabemos si no hay dos sin tres- y en durante la presentación, se me ocurrieron dos preguntas que no le habían realizado.
¿Qué debe de tener para ti una buena captura en un concierto? "Una buena fotografía de concierto debería evocar emociones y transmitir la energía del momento, permitiendo que el asistente sienta la atmósfera y la pasión del concierto. Debe contar, en una imagen, una historia visualmente. Te tiene que trasladar a los momentos previos y hacerte imaginar los minutos siguientes. Además de la narrativa, debe tener una estética visual. Esto incluye la composición, la iluminación y el color. Saco de la ecuación a la técnica que se le supone, aunque no es imprescindible como en otras disciplinas".
Otro factor en la ecuación es el buen gusto. Sus capturas se han publicado en diversos medios como Metal Hammer o la Popular 1. El que tiene kilómetros de conciertos a sus espaldas sabe qué momento debe captar, y los detalles que puedan estar por detrás (más allá de la propia composición) son de lectura aparte. Y la otra, que se la haré a todos/as los que pasen por aquí...
De todos los conciertos a los que acudiste (con o sin cámara) ¿Cuál fue (fueron) que más te impactaron? ¿Sin cámara? Imposible. Exagerando te diría que casi prefiero quedarme en casa. Disfruto mucho viviendo la música en directo, tanto del apartado musical como del visual, y me cuesta concebirlo sin una cámara en la mano. Hay quien prefiere una cerveza en la mano. Yo la cambio por una cámara. Muchos han sido los conciertos que me han impactado por motivos variados: por ser de bandas favoritas, bandas legendarias, festivales, pequeñas salas, por su espectacularidad, por ser de otro género distinto al habitual, por el momento personal..., si acotamos a los últimos años: Barón Rojo, por ser el primer concierto al que fui con mi hijo; Deep Purple, el tener a los mismísimos Purple a cinco metros tocando "Perfect Strangers" es un lujo impagable; el Hellfest 2022, siete días de festival para la historia; el jefazo Bruce Springsteen en Anoeta, con más de tres horas de concierto, memorable; los conciertos de Iron Maiden, Linkin Park, Metallica... íntegros a pie de foso; la espectacularidad con mayúsculas de Rammstein; la violencia extrema de los conciertos de Slipknot; los conciertos intimistas de Morgan o la flipada de DMBK, que fusionan rock psicodélico con stoner y se quedan tan anchos...
A veces me paro a pensar si acudir a tantos conciertos hace que el nivel de exigencia sea mayor en cuanto a lo que se espera, porque no hay nada como las primeras veces, aunque José lo tiene claro: "Seguiría nombrando. Como ves, aun sigo siendo "impactable". Y que sea así por mucho tiempo". Y que así sea.
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