CRÓNICA CONCIERTOS / Vibra Mahou Fest 2024
La tercera edición del Vibra Mahou Fest -celebrada nuevamente en el Recinto Ferial Luis Adaro de Gijón- se reafirmó como una de las citas ineludibles en la primavera astur. Parece mentira que las 3.000 entradas disponibles se hubiesen despachado en tan solo unas horas cuando la primera edición estuvo lejos del lleno, y eso que en aquel cartel también figuraba como reclamo ese grupo de Cartagena del que todo el mundo habla.
Currar la mañana del sábado me impidió
ver a los encargados de calentar el escenario, curiosamente la banda que más me
atraía en esta edición: Alberto & García. Fueron pocos/as los/as
valientes que se acercaron a bailar con sus juguetonas armonías y sus canciones
pegadizas. Cierto que era una hora muy temprana y la gente, precavida, prefirió
dosificar esfuerzos de cara a la larga jornada que tenían por delante. Se lo perdieron
por gusto, no como yo. Una pena, porque lo de estos chicos es para sacar pecho
por el producto de nuestra tierra: basta escuchar la hipnótica y elegante “Paloma
blanca” para apreciar que los asturianos tienen más música en una sola
canción que muchas bandas Indie que encabezan festivales de verano en todo
su repertorio. He dicho.
Ahora que ya me he creado unos cuantos enemigos que estarán bajando santos en mi nombre y sin tiempo para lamerme las heridas, llegué justito para ver un rato al otro representante astur: Rodrigo Cuevas. No se me ocurre mejor embajador de la tierra que este ovetense que defiende a capa y espada el poder cultural del folclore, en sus propias palabras, “un ser vivo que se extiende por la faz de la tierra; como un micelio, no entiende de barreras físicas ni políticas”. Rodrigo es un artista total, una diva que transmite que el escenario es su hábitat natural como lo hacían en su día Little Richard o Freedie Mercury. Canciones de su nuevo disco -“Manual de romería”- tales ”Cómo ye?!”, “Arboleda” o “Casares” casan perfectamente con habituales de su repertorio como ”Xiringüelu” o “Rambalín”, emotiva la interpretación de ésta última (y más en Gijón) con la historia que tiene detrás.
Da igual los músicos y bailarines que le acompañen, el incuestionable magnetismo de Rodrigo consigue que él solito sea capaz de llenar un escenario.
No tiene que ser fácil para nadie salir al escenario tras el paso del huracán asturiano, papeleta con la que tuvieron que lidiar Siloé, el proyecto de Fito Robles y Xabi Road, dos tipos que llevan años curtiéndose hasta llegar al momento de plenitud que están atravesando. Lejos de amedrentarse, Fito improvisó un escenario entre el público para arrancar con una acústica versión de “La verdad”.
De ahí en adelante, y conscientes de lo que pedía su concierto en su primer concierto en Gijón, los vallisoletanos apostaron por temillas puramente festivaleros como “Si me necesitas, llámame” y “Todos los besos”. Entrelazando el folk pop de fácil escucha y luminosos estribillos de indie pop, Siloé deberían empezar a ir hacia arriba.
No era la primera vez que Carlos Sadness compartía cartel con el principal reclamo de la noche. Como no podía ser de otra manera, y como ya había ocurrido tres años atrás en la primera edición del Vibra Mahou Fest, Arde Bogotá clausuraron por todo lo alto el festival. O al menos esa era la idea, pues el concierto no cumplió con lo que me esperaba.
Esta era la séptima vez que veía a los murcianos, la primera con su flamante segundo disco engrosando parte del repertorio. Había más novedades además del cancionero: un quinto miembro, Pedro Quesada, como guitarra extra. Algo de agradecer a la hora de darle brío a cortes de rock alternativo como “Clávame tus palabras” que me hizo acordarme con cariño de mis queridos Nothink (banda de culto sin el reconocimiento merecido) si cantasen en castellano.
Hubo un pero; uno demasiado importante: la voz. No sé porqué estaba tan por encima del resto de la banda y me hubiese gustado estar en el escenario para saber cómo se estaban escuchando ellos, pero desde mi posición la mezcla estaba descompensadísima. Escuchar a Antonio fuera de tono me hizo desconectar por completo del concierto, incluso cuando recurrieron a himnos de la talla de “Exoplaneta” (con un final acelerado al estilo “La chispa adecuada” -¿cuánto habrán cogido de Héroes del Silencio?-), “La salvación” o el esperado cierre con una potentísima “Los perros”.
Comentarios
Publicar un comentario