CRÓNICA MARK LANEGAN
MARK LANEGAN
Auditorio del Niemeyer (Avilés)
24 de noviembre 2013
Dicen que si Kurt Cobain siguiese vivo llevaría una carrera similar a la de Mark Lanegan, involucrado en proyectos paralelos con los que experimentar y sacar a relucir su talento alejado de los grandes focos del circuito comercial. Una especie en peligro de extinción: el artista de culto. Pudimos disfrutar de uno de los grandes en Avilés.
Existen las voces graves, y luego está
la de Mark Lanegan, tan potente que te retumba en el pecho. Lanegan,
sabe que su voz ha ganado un estatus que eleva a otro nivel casi todo
lo que hace, lo que le ha llevado a permitirse ciertas licencias,
como sacar un disco de versiones (algo anticuado en los tiempos que
corren), en este caso, “Imitations”, una colección de canciones
que marcaron su despertar musical (desde Nancy Sinatra hasta Nick
Cave o John Cale), y darse el gustazo de saborearlo en directos por
todo el mundo escoltado por una banda de músicos excepcionales:
violín y violonchelo aportando las cuerdas, dos guitarras (una de
ellas, la de Duke Garwood, que también se unía con el saxo en
ocasiones), un bajo (Lyenn, quien ejerció como primer telonero de la
noche, “de aperitivo” como el intentó decir en español) y sin
ayuda de percusión.
Más que un cantante, Lanegan es un
interprete a la vieja usanza, una “rara avis” del universo
musical, un artista de culto que hace lo que le apetece, con quien le
apetece (con Joss Homme, con Isobel Campbell, con Greg Dulli....)
y cuando le apetece. Por estas y por otras cualidades, Mark Lanegan
es, para un servidor, un buen compañero para amenizar cualquier
viaje. El escucharlo en directo me ha traído con él un buen puñado
de recuerdos: los paseos por la playa de La Concha en Donosti, las
largas esperas en aeropuertos o estaciones de tren, los paisajes que
ves pasar fugazmente desde la ventanilla del ALVIA, las agitadas
gaviotas del puerto deportivo de Barcelona, el transcurrir de los
peregrinos en la plaza de Obradoiro en Santiago, los turistas posando
para las fotos enfrente de la catedral de Colonia, las románticas
parejas dándolo todo por el Retiro.....
Hay que saber disfrutar cada directo,
cada uno a su manera. Tener a Lanegan contándome sus historias a
escasos 10 metros se disfruta por si solo. Por eso forma parte de la
BSO de mi vida.
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