CRÓNICA CONCIERTOS / The Brew
THE BREW
Sala Acapulco (Gijón)
Viernes 5 de febrero 2015
Estamos a comienzos
de febrero pero The Brew ya han dado un golpe en la mesa con un show candidato
a concierto del año en el Principado.
TEXTO: Jonathan Pérez del Río
FOTOS: Juan Tomé
Para su último
largo, “Control”, The Brew probaron con otro productor, el reputado Toby
Jepsen, demandado por sacar la esencia más pura de las bandas con las que
trabaja. En el disco, que suena musculoso y compacto, se apreciaba el cambio.
En directo, también. O al menos eso dicen los que tuvieron la oportunidad de
verles en anteriores visitas (llevan 6 años consecutivos girando por nuestro
país). Para el que escribe, este era el primer encuentro con el trío británico,
por lo que me ceñiré a lo vivido en esta ocasión puntual.
Jason Barwich
(voz y guitarra), Kurtis Smith (batería) y Tim Smith (bajo y voces)
salieron al escenario llanamente, saludaron con la cortesía propia de los
británicos y se pusieron manos a la obra. Bastaron 15 segundos en el arranque
de “Repeat” para constatar lo bien que iba a sonar el asunto. Son tres, sí,
pero parece que está tocando todo un ejército sobre el escenario. La energía
que transmiten con su música se canaliza en el cuerpo de Jason Barwick, que
salta y se mueve vertiginosamente contagiando a Kurtis Smith, y a su vez, al
padre de este, Tim, que a pesar de doblarles la edad parece estar rejuveneciendo
con el paso de los años gracias a girar con estos chicos revoltosos y
electrizantes.
La primera parte
del concierto estuvo dedicada a repasar buena parte de su último plástico, con
la citada canción de apertura, “Mute”, el mágico medio tiempo “Pause”, “Skip”
(¿una versión hardrockera de U2?), un “Fast Forward” alargado por
la jam sesión y “Shuffle”.
Para la segunda
parte de show recogerían un poco de lo mejor de su discografía, un buen puñado
de joyas que engalanarían un repertorio incontestable de más de 90 minutos. Una
de ellas, “KAM”, un ejercicio de lucimiento (tanto a la voz como a la guitarra)
para Jason Barwick. En Jason se aprecia hambre por comerse el mundo, pues el chaval
atesora un talento indiscutible a las 6 cuerdas, con solos prácticos y
efectivos, sin excesivos alardes, pero bonitos y resultones al mismo tiempo. Además,
su tierna voz se va quebrando, dándole ahora mismo un registro muy atractivo,
descarado y rebelde, que encaja como un guante con la propuesta de The Brew: rock
de reminiscencias clásicas aderezado con un sonido contemporáneo. Con “Every
Gig Has A Neighbour” me recordaron a Cry Of Love; y con “Six Dead” (que dio paso
al salvaje solo de batería de Tim, una demostración abrumadora de su ilimitado
potencial a la percusión) a los Black Stone Cherry.
Tim, exhausto
pero recompensado con la ovación de la noche, esperó el regreso de sus camaradas
para acometer la recta final, un encore
donde hubo guiños al “Whola Lotta Love” de Led Zeppelin (un déjà vu reciente de lo vivido hace
apenas 7 días en la Acapulco de Gijón con el tributo Letz Zep) o al “Baby, Please
Don´t Go” de Big Joe Williams (en realidad, a la espídica versión facturada por
Aerosmith). Como bis oficial, el demandado “A Million Dead Stars”, un broche
perfecto a una palpable demostración del crecimiento imparable de este combo.
Comentarios
Publicar un comentario