CRÓNICA CONCIERTOS / Los Zigarros
LOS ZIGARROS
Teatro Albeniz (Gijón)
17 de mayo de 2019
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Anunciaban los telediarios la llegada de la ciclogénesis, pero nadie avisaba de la borrasca eléctrica que tendría lugar la noche del viernes en Gijón. Quizás esa falta de difusión en los medios hizo que a Los Zigarros se les resistiese el Teatro Albeniz, quedándose lejos de los llenos que consiguen en otras salas del país.
Como dicen que no hay dos sin tres, nos volvimos a citar con Los Zigarros esperando que los levantinos subiesen un poco la temperatura a la fría velada, y comprobar de paso cómo suenan en directo los cortes de su nueva cosecha, "Apaga La Radio". Y sonar, lo que se dice sonar, sonaron altos, altísimos, y menos mal que alguno, que aprendió a base de pitidos en los oídos, lleva siempre a mano sus tapones.
Pero antes de todo eso, sobre el escenario apareció la figura del artista invitado -artista invitado me suena mejor que telonero-, un hombre orquesta de nombre Ángel Vera, conocido en el mundillo artístico como Ángel Wolf, a quien desgraciadamente no pudimos ver (ni escuchar se sobreentiende) pues llegamos justos, y a la carrera, para el arranque de los protagonistas de la noche. Y a fe que lo lamentamos, porque me da bastante rabia perderme a los artistas invitados, y más cuando estos son una sorpresa agradable, y nos consta que este fue uno de esos casos, pues todos a los que pregunté se deshicieron en elogios y parabienes. Así pues, nos quedaron las referencias del personal sobre el bueno de Ángel Wolf, porque lo que se dice tener, no tenemos ni una triste foto.
Sin tiempo para lamentaciones las luces se apagaron y los altavoces comenzaron a escupir "La Trampa", que además de ser la Intro del disco, también sirvió de intro del show, con los cuatro zigarros buscando acomodo sobre las tablas, para acometer, como viene siendo habitual, con la canción que da título a su último álbum, atronando al primer zarpazo.
Fuimos cogiéndole el pulso al exceso de decibelios, y a las nuevas canciones de "Apaga La Radio" (como "Espinas", "Mis Amigos", "Con Las Manos Rotas" o "Con Un Solo Movimiento") que empastaban perfectamente con las de vieja cosecha ("Baila Conmigo", "¿Qué Demonios Hago Yo Aquí?", "Resaca" o "Voy A Bailar Encima De Ti").
Como ocurre con las películas de Tarantino, flotaba en el ambiente esa sensación de que todo, tarde o temprano, acabaría saltando por los aires. El punto de inflexión fue el "Wipe Out" de The Surfaris, que marcó el ecuador del show, justo antes de que Ovidi, Álvaro, Nacho y Adrián se remangasen y se lanzasen cuesta abajo sin frenos. Con el personal cogiendo velocidad, "Listos Para El Despegue", engrasamos caderas y calentamos las gargantas para una recta final apoteósica: "Desde Que Ya No Eres Mía", la juguetona "Malas Decisiones", la Funky "No Sé Lo Que Me Pasa", "Cayendo Por El Agujero" (con Ángel Vera/Wolf apuntándose a la fiesta armado "únicamente" con su armónica), "Odiar Me Gusta", "A Todo Que Sí" o la muy Queens Of The Stone Age "Tenía Que Probar".
Cuando parecía que la cosa no podía alcanzar más revoluciones, Los Zigarros aún tenían arrestos para subir una marcha más, y sin mediar palabra el espíritu de Chuck Berry arrancó "Hablar, Hablar, Hablar" y el de Angus Young "Dispárame". Y efectivamente, aún faltaba una bala en la recámara: "Dentro De La Ley", el colofón a un concierto de puro y genuino Rock&Roll, un Rock&Roll honesto y sin adornos, el que sudan Los Zigarros cada vez que se suben a un escenario. Si el tiempo pone a cada uno en su lugar, ya va siendo hora de que se les reconozca como la gran banda de Rock nacional.
Como dicen que no hay dos sin tres, nos volvimos a citar con Los Zigarros esperando que los levantinos subiesen un poco la temperatura a la fría velada, y comprobar de paso cómo suenan en directo los cortes de su nueva cosecha, "Apaga La Radio". Y sonar, lo que se dice sonar, sonaron altos, altísimos, y menos mal que alguno, que aprendió a base de pitidos en los oídos, lleva siempre a mano sus tapones.
Pero antes de todo eso, sobre el escenario apareció la figura del artista invitado -artista invitado me suena mejor que telonero-, un hombre orquesta de nombre Ángel Vera, conocido en el mundillo artístico como Ángel Wolf, a quien desgraciadamente no pudimos ver (ni escuchar se sobreentiende) pues llegamos justos, y a la carrera, para el arranque de los protagonistas de la noche. Y a fe que lo lamentamos, porque me da bastante rabia perderme a los artistas invitados, y más cuando estos son una sorpresa agradable, y nos consta que este fue uno de esos casos, pues todos a los que pregunté se deshicieron en elogios y parabienes. Así pues, nos quedaron las referencias del personal sobre el bueno de Ángel Wolf, porque lo que se dice tener, no tenemos ni una triste foto.
Sin tiempo para lamentaciones las luces se apagaron y los altavoces comenzaron a escupir "La Trampa", que además de ser la Intro del disco, también sirvió de intro del show, con los cuatro zigarros buscando acomodo sobre las tablas, para acometer, como viene siendo habitual, con la canción que da título a su último álbum, atronando al primer zarpazo.
Fuimos cogiéndole el pulso al exceso de decibelios, y a las nuevas canciones de "Apaga La Radio" (como "Espinas", "Mis Amigos", "Con Las Manos Rotas" o "Con Un Solo Movimiento") que empastaban perfectamente con las de vieja cosecha ("Baila Conmigo", "¿Qué Demonios Hago Yo Aquí?", "Resaca" o "Voy A Bailar Encima De Ti").
Cuando parecía que la cosa no podía alcanzar más revoluciones, Los Zigarros aún tenían arrestos para subir una marcha más, y sin mediar palabra el espíritu de Chuck Berry arrancó "Hablar, Hablar, Hablar" y el de Angus Young "Dispárame". Y efectivamente, aún faltaba una bala en la recámara: "Dentro De La Ley", el colofón a un concierto de puro y genuino Rock&Roll, un Rock&Roll honesto y sin adornos, el que sudan Los Zigarros cada vez que se suben a un escenario. Si el tiempo pone a cada uno en su lugar, ya va siendo hora de que se les reconozca como la gran banda de Rock nacional.
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