CRÓNICA CONCIERTOS / Acid Mess
Hay dos tipos de bandas: las que no cambian ni un ápice su sonido durante toda su trayectoria (bien por limitaciones técnicas o creativas, o por no querer salirse de su zona de confort); y las que van mutando (primero porque se lo pide el cuerpo, y segundo porque pueden permitírselo). No hace falta que diga en qué grupo se encuentran los asturianos Acid Mess, que con su último trabajo ("Sangre de otros mundos") han sorprendido a propios y extraños con una propuesta tan rica como arriesgada.
Misha (guitarra), Borja (bajo) y Antonio (batería) fueron creciendo como banda: se unió Juan para sumar capas desde los teclados; tiempo después, como si la cosa se quedase corta para lo que tenían en mente, al engranaje se añadieron las percusiones de Sergio Pevida y las voces de Aurora Salazar. Los últimos en incorporarse, sin hacer mucho ruido, dan un colorido fabuloso a las canciones.
La última vez que les había visto eran un power trio. Ahora que forman como sexteto, era como tener delante a un grupo totalmente nuevo. Y en el fondo así es. Los cimientos se mantienen (siguen construyendo sobre rock instrumental) pero el eclecticismo del que hacen gala está a años luz de su propuesta iniciatica. En su mezcolanza entran desde Santana hasta The Mars Volta, desde King Gizzard & The Lizard Wizard hasta Derby Motoreta's Burrito Kachimba, desde Triana hasta King Crimson.
La sala Sir Lauren's es una sala complicada, y el sonido no fue seguramente el que ellos hubiesen deseado, lo que no impidió que dieran un show intenso de algo más de sesenta minutos. Tampoco ayudó el ruido de fondo: a los grupos les gusta sentir al público, pero hay un equilibrio que hay que respetar. Si el ruido de la gente tapa a la propia banda, malo. Cuando Acid Mess bajaban las revoluciones para conseguir una atmosfera densa y sinuosa, el público, en lugar de mantener sus conversaciones al nivel de los susurros, se elevaba por encima de los instrumentos. Nadie puede culpar a nadie con las ganas que tenemos todos de todo desde marzo del 2019.
Sea como fuere, cortes de su última cosecha como "El reflejo de tu piel", "Hechicera", "Fuego al templo" o "Hijos del sol" (con ese ritmo machacón de krautrock), unidos a algún viejo temilla de toda la vida (que atacaban en formato de cuarteto) mostraron un material que pocos valientes se atreverían a llevar a un escenario. Derribar barreras estilísticas y/o temporales solamente está al alcance de los valientes.
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