CRÓNICA CONCIERTOS / Vibra Mahou Fest
El Vibra Mahou Fest aterrizaba por primera vez en Asturias, en Gijón, para ponerle música a la ciudad el fin de semana en dos emplazamientos distintos: viernes 14 en el Teatro Albéniz (allí estuvieron Cupido y Morreo); sábado 15 en uno de los pabellones del Recinto Ferial Luis Adaro.
Pabellón enorme, idílico para refugiarse del siempre peligroso mal tiempo del Norte, y más aún en una tarde como la de ayer que amenazaba con tormenta. Lo del pabellón enorme era una apuesta doblemente arriesgada: primero por el sonido, siempre peliagudo en este tipo de recintos; segundo por sus dimensiones, un lugar tan grande necesita mucha afluencia para dar la sensación de ambiente. Y no la hubo. Entre 700 y 800 personas acudieron al festi. Hubo alguien que me comentó: "Asturias no se merece tener festivales". Me pareció una sentencia muy dura, aunque entiendo su postura. Tanto él, como los encargados de la organización, se esperaban un poco más de peña.
Otra moneda al aire fue empezar el festival a la 1 del mediodía, retando a los primeros asistentes a afrontar todo un maratón de música en directo. A mí la idea me gustó, y aceptaría encantado el reto, aunque llegamos un poco tarde y nos perdimos a los primeros DJs locales, y también las primeras actuaciones de Nunatak y de Delafé.
Sí que llegamos para la actuación del valenciano Sienna, al que no le importó el ambiente un tanto desangelado de aquellas horas, y tiró de oficio para ofrecer el mismo show que hubiese ofrecido ante dos mil personas más. Su propuesta, pop luminoso, honesto y visceral, aportó energía y buenas vibraciones para ir tomándole el pulso al festi.
La buena noticia es que el sonido no iba a ser tan malo como pensábamos algunos catastrofistas. Le tocaba el turno a Natalia Lacunza, artista que ha sabido salir con buen pie de un programa como Operación Triunfo para transitar su propio camino, explorando diferentes sonoridades, desde el flamenco hasta la música urbana. En directo, la navarra estuvo escoltada por una banda 100% femenina, y el quinteto sonó sólido y empastado. Con 23 añitos y con unas ganas locas de crecer como artista, Lacunza es presente y futuro de nuestra escena.
El cartel de este Vibra Mahou Fest estaba formado por artistas jóvenes y emergentes, y quizás por ello me esperaba encontrar un público rabiosamente joven. Me sorprendió (para bien) encontrarme un porcentaje elevado de puretillas, y los valientes que llevaban allí desde la hora del vermú no descansaron y seguían moviéndolo con los DJs locales: en los entretiempos, a los mandos se pusieron Melo Soho DJ, David Salvaje, A. Sputnik DJ y Mediocre DJ.
Ginebras eran uno de los reclamos de la noche. Sandra, Juls, Magüi y Raquel se hicieron virales gracias a su particular versión del "Con altura" de Rosalia, y desde entonces, no desaprovecharon el escaparate para ir soltando su remesa de jugosos hits. Ginebras son carne de festival: sus canciones son breves e intensas, fácilmente coreables, y tan pegadizas que se te pegan a la cabeza como un chicle a la suela de un zapato. Desde "Chico Pum" a "Paco y Carmela", desde "Crystal Fighters" a "La típica canción". Sus shows son una explosión de purpurina.
Me habían hablado tan bien del directo de Arde Bogotá que claro, uno se crea sus expectativas. Los de Cartagena son uno de los grupos que más ha crecido en los últimos años, mostrando sus armas vía redes sociales en tiempos pandémicos, allanando el camino para su puesta de largo en los escenarios. Su carta de presentación, "La noche", contiene un buen puñado de temas que son apuesta ganadora. Si fuese fácil componer este tipo de hits todo el mundo lo estaría haciendo. Arde Bogotá no inventan la rueda, ni lo pretenden, y hacen gala del menos es más. "Abajo", "Cariño", "Millennial", "Quiero casarme contigo", "Antiaéreo" o "Exoplaneta" son canciones que han llegado para quedarse. Como ellos, que han cogido carrerilla y no tiene pinta de que les vaya a entrar la pájara a corto plazo.
Pájara que sí que nos entró a algunos, que encima teníamos kilómetros de carretera por delante y aprovechamos para soltar elegantemente la bomba de humo. Todavía quedaban un buen puñado de guerreros y guerreras con ganas de desfase. Quedaban en buenas manos para la última etapa del maratón: ELYELLA DJs.
La primera edición de un festival siempre es la más difícil de todas. Esperemos que el año que viene tengamos una nueva edición del Vibra Mahou Fest en Asturias y que estemos allí para contártelo.
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