LITERATURA / José Saramago

JOSÉ SARAMAGO

Ensayo sobre la lucidez

Con las Elecciones a la vuelta de la esquina, conviene fantasear y preguntarse qué ocurriría en la realidad si se diese la situación que nos plantea José Saramago en "Ensayo sobre la lucidez": o sea, que más del 80% de la población votase en blanco. Un panorama inesperado en democracia que se da justo cuando han pasado (en la ficción claro está) cuatro años desde "Ensayo sobre la ceguera". Una novela que profundiza en la manipulación que ejerce el Estado sobre los ciudadanos y que no es tan descabellada como pueda parecer en un principio. 

Las palabras Esos señores, pronunciadas con un movimiento de labios que rezumaba desdén en cada sílaba, por no decir en cada letra, no se dirigían contra las personas que, habiendo permanecido en casa hasta las cuatro de la tarde, de repente acudieron como si hubiesen recibido una orden a la que no podían ofrecer resistencia, apuntaban, sí, al gobierno que cantó victoria antes de tiempo, a los partidos que comenzaron a manejar los votos en blanco como si fuesen una viña por vendimiar y ellos los vendimiados, a los periódicos y otros medios de comunicación social por la facilidad con que pasan de los aplausos del capitolio a despeñar desde la roca tarpeya, como si ellos mismos no formaran parte activa en la preparación de los desastres. 

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Qué ideas tiene, hombre, no se precipite, primero tendrá que responder a la pregunte que le hemos hecho, Qué pregunta, En qué estaba pensando realmente cuando le dijo a su amigo las tales palabras, Ya he respondido, Denos otra respuesta, ésa no sirve, Es la única que le puedo dar porque es la verdadera, Eso es lo que usted se cree, Claro que me puedo poner a inventar, Hágalo, a nosotros no nos importa nada que invente las respuestas que entienda, con tiempo y paciencia, más la aplicación adecuada de ciertas técnicas, acabará llegando a lo que pretendemos oír, Díganme qué es y acabemos con esto, Ah no, así no tiene ninguna gracia, qué imagen se llevaría de nosotros, querido señor, nosotros tenemos una dignidad científica que respetar, una conciencia profesional que defender, para nosotros es muy importante que seamos capaces de demostrarles a nuestros superiores que merecemos el dinero que nos pagan y el pan que comemos, Estoy perdido, No tenga prisa. 

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(...) pero aquí estamos tratando con humanos, y los humanos son universalmente conocidos como los únicos animales capaces de mentir, siendo cierto que si a veces lo hacen por miedo, y a veces por interés, también lo hacen porque comprende a tiempo que ésa es la única manera a su alcance de defender la verdad.