RESEÑAS MUSICALES / Black Rebel Motorcycle Club


BLACK REBEL MOTORCYCLE CLUB
Beat The Devil´s Tattoo (2010)



Fecha de lanzamiento: 03/03/2010
Discográfica: Vagrant Records
Productor: Michael Been
Valoración: 7'5/10


La noticia de un nuevo trabajo de Black Rebel Motorcycle Club siempre es motivo de alegría, aunque siempre te esperes más de lo que dan. Los que somos seguidores les exigimos como nadie porque vemos el potencial que tienen, aunque lo expulsen con cuentagotas y toquen a ralentí.

En la canción que abre su quinto disco (y elegida como primer single del mismo) rezan: "Your soul is able / Death is all you cradle / Sleeping on the nails / There’s nowhere left to fall" (Tu alma es capaz / La muerte es todo lo que tienes / Si duermes sobre los clavos / No hay otro lugar donde caer). Los de San Francisco son una de esas bandas que componen como viven. Las letras se enfrascan a caballo entre el LSD y el whiskey, mientras su música fluye sin esfuerzo, dejándose a la inercia por estrechos caminos de rock garaje, countryblues denso o folkde derrotados. Y el único camino que deben de recorrer, el suyo, es el único que no han encontrado. 

Cuatro discos de experimentos hacia ninguna parte, destacados y valientes, aunque no definitivos. Ahí es donde radica el problema de los que en su día fueron considerados "la gran esperanza del rock". Para muchos, entre los que me incluyo, tienen un talento inagotable, y se les exige lo máximo en cada disco. 

Y eso que en este empiezan realmente bien. Beat The Devil's Tattoo parece la BSO de un yonki colocado en el medio del desierto, escuchando todos los sonidos que puede procesar su cerebro, hasta cerrar con coros y voces que alimentan su pesadilla desde muy muy lejos. A esta le sigue la explosiva Conscience Killer, que recuerda al sonido que les hizo grandes y únicos. 

A partir de ahí, se dejan caer en una espiral psicodélica en la que se repiten hasta hacer un disco, otra vez, demasiado irregular. No se puede culpar a la nueva baterista, Leah Shapiro, ex The Raveonettes. Esta salva los muebles siempre que se le exige, como en el pesado blues War Machine o en el hipnótico River Styx. Las cálidas ráfagas de country que suponen The Toll o Sweet Feeling son de agradecer con tanto viaje de ácido de por medio. 

Cargados de impulsos eléctricos, dulces y rabiosos a partes iguales, sobra decir que la dupla Levon / Haynes ha facturado otro disco obligatorio, al que siempre hay un momento para recurrir. Eso sí, jamás les perdonaré que el día que me tenga que morir no hayan hecho el disco definitivo que les corresponde, y más sabiendo que, pueden estar tirándolo por la borda, en cualquier tugurio de mala muerte, mientras ellos se auto-destruyen por dentro.

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