CRÓNICA MORRISON HOTEL

MORRISON HOTEL
Sala Acapulco (Gijón)
19 de mayo 2013

El espíritu de los Doors sigue vigente tras más de 4 décadas, manteniendo intacto la esencia de su música, viajando por el tiempo sin envejecer. Por eso, siempre es motivo de celebración que tributos como Morrison Hotel mantengan viva la llama.

Pese a la espera, la Sala Acapulco de Gijón no acababa de acoger una buena entrada. A Danny León (guitarra, o lo que es lo mismo Robby Krieger), Wilon Decalle (batería, John Densmore), Mike Vergara (bajo), David Vázquez (teclados, Ray Manzarek) y David Morey (voz, osea, Jim Morrison), no les quedaba otra que salir a escena con la intención de cambiar aquel ambiente tan frío, y lo hacían caracterizados como los músicos a los que iban a homenajear, bajo el nombre de Morrison Hotel.

Por la megafonía ya atronaban los cánticos de unos indios en el apogeo de una celebración, ejerciendo de intro para que arrancaran con "Soul Kitchen". Ni esta, ni la siguiente, "Alabama Song (Whiskey Bar)", iban a ayudar a caldear a los allí presentes (que no llegábamos entre todos a la centena), aunque sirvieron para comprobar que el sonido iba a ser realmente bueno, y que todos se defendían con soltura y sin presión ante las exigencias de un repertorio plagado de historia.


En el comienzo, las primeras balas parecían ser de fogueo, y sólo "Love Me Two Times" y "People Are Strange" consiguieron despertar al abigarrado público, aunque no fue hasta "Light My Fire" cuando el respetable empezó a contagiarse de lo que veía en el escenario. Y este punto de inflexión sirvió para que David Morey empezará a imitar (más a fondo) la actitud de Jim, lanzándose hacia la barra en mitad del instrumental a por bebida mientras el grupo lo daba todo desde las tablas. Un momento en el que la gente no sabía si fotografiar a la banda o al icono que se apoyaba retador sobre la barra. 

Comentar que Morrison Hotel tienen su propio espacio-tiempo, lo que explica que los personajes de David Vázquez y del propio David Morey (el primero como la versión más joven de Manzarek, el segundo como la última de Morrison, con barba de naufrago y oculto por unas gafas de sol) puedan tocar a la vez sobre el mismo escenario.


En el ecuador, y ya más crecidos, arrancaron con una de las más demandadas, "When The Music´s Over", con Morey/Morrison mandando callar al público en uno de sus autoritarios ramalazos de semi-dios al grito de "Shut Up", para posteriormente lanzarse en un arrebato furioso marca de la casa. 
Como era lógico, las pulsaciones se revolucionaban con los grandes clásicos. La comunión y la química con el público se dejaba sentir cuando el espíritu de los Doors retumbaba con fuerza gracias a los "Back Door Man", "Roadhouse Blues", "Break On Through" o "L.A.Woman", estas dos últimas haciendo las labores de los bises.

Cuando se retiraron ya definitivamente a los camerinos todos nos quedamos pensando en "Riders Of The Storm", "Touch Me", y como no, "The End", canciones que, inexplicablemente, quedaron fuera. Quizás para otra ocasión.


A pesar de que en momentos les faltase alma a la hora de transmitir (aunque, a excepción de Jim, el resto de los Doors tampoco eran muy enérgicos en escena) Morrison Hotel saben plasmar lo que sería ver a los primeros Doors por el año 67 en el Whiskey Go Go de California.

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