CRÓNICA CONCIERTOS / Stacie Collins

STACIE COLLINS
Sala Acapulco (Gijón)
Jueves 24 de septiembre 2015

Hay gente que nace para estar sobre un escenario. Es el caso de Stacie Collins, que derrochó talento y simpatía a partes iguales en una gran actuación que sació el apetito de rock and roll de los allí presentes.  

TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
   

El parte meteorológico anunciaba una noche tranquila, pero en las profundidades, en la Sala Acapulco de Gijón, la climatología pintaba diferente. O eso pregonaban los que ya habían visto a la señorita Collins y su banda en directo. Un jueves y con tan poquita gente (al final unos 70) cuesta encender la mecha, pero sí algo tiene el country rock and roll es que, inevitablemente, casi por inercia, el esqueleto empieza a obedecer el ritmo que invade la sala. Y con este patrón se van calentando público y artistas y el show entra poco a poco en ebullición. Con las pulsaciones altas es donde comienza a emerger la figura de Stacie Collins, una mujer que demuestra el porqué está encima de un escenario. Su pasión y su forma de transmitirla corroboran la asistencia a cada uno de sus conciertos.


Aunque los focos se posen sobre Stacie (es lógico que su carisma y su energía la hagan protagonista), Jon Sudbury a las seis cuerdas, el joven Ryan McCormick a la batería, y el bajista Al Collins (además de ser el marido de la susodicha y el productor de sus discos) demuestran su valía sacando un sonido poderoso. No hay alardes ni se echan en falta. La banda suena compacta y engrasada, y los amplis escupen un potente country rock, por momentos cercano al hardrock o al honkyTonk, pero con un sonido accesible a todos los públicos. Se nos vienen a la cabeza desde una Shania Twain en versión gamberra, unos domados ZZ Top, o incluso los Aerosmith del “Honkin`On Bobo”.


Se suceden a buen ritmo un total de 21 canciones en casi 2 horas de concierto. Desde cortes de factura propia con mucho gancho para el directo (a destacar “Baby Sister”, “Tied To You” o “Hey Mister”) hasta un buen puñado de versiones (quizás demasiadas) que iban desde el “Fire” de Hendrix (toda una declaración de intenciones) hasta el mil veces versionado “Baby Please Don´t Go” o el “It´s A Long Way To The Top” de AC/DC, con la que pusieron el cierre a un notable concierto que fue muy de menos a más, desembocando en la fiesta que todos esperábamos, con Stacie bajando de la palestra para filtrarse entre el público, soplando la armónica en nuestra cara, subiéndose a la barra para bailar, o correteando por todos lados como una chiquilla traviesa. Un esfuerzo titánico que no consiguió borrarle ni un momento la sonrisa. Ni a ella, ni a los músicos que la acompañaban, ni a los allí presentes.  


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