CRÓNICA CONCIERTOS / Stacie Collins
STACIE COLLINS
Sala Acapulco (Gijón)
Jueves 24 de septiembre 2015
El parte meteorológico anunciaba una
noche tranquila, pero en las profundidades, en la Sala Acapulco de Gijón, la
climatología pintaba diferente. O eso pregonaban los que ya habían visto a la
señorita Collins y su banda en directo. Un jueves y con tan poquita gente (al
final unos 70) cuesta encender la mecha, pero sí algo tiene el country rock and
roll es que, inevitablemente, casi por inercia, el esqueleto empieza a obedecer
el ritmo que invade la sala. Y con este patrón se van calentando público y
artistas y el show entra poco a poco en ebullición. Con las pulsaciones altas
es donde comienza a emerger la figura de Stacie Collins, una mujer que
demuestra el porqué está encima de un escenario. Su pasión y su forma de
transmitirla corroboran la asistencia a cada uno de sus conciertos.
Aunque los focos se posen sobre Stacie (es
lógico que su carisma y su energía la hagan protagonista), Jon Sudbury a las
seis cuerdas, el joven Ryan McCormick a la batería, y el bajista Al Collins (además
de ser el marido de la susodicha y el productor de sus discos) demuestran su
valía sacando un sonido poderoso. No hay alardes ni se echan en falta. La banda
suena compacta y engrasada, y los amplis escupen un potente country rock, por
momentos cercano al hardrock o al honkyTonk, pero con un sonido accesible a
todos los públicos. Se nos vienen a la cabeza desde una Shania Twain en versión
gamberra, unos domados ZZ Top, o incluso los Aerosmith del “Honkin`On Bobo”.
Se suceden a buen ritmo un total de 21
canciones en casi 2 horas de concierto. Desde cortes de factura propia con
mucho gancho para el directo (a destacar “Baby Sister”, “Tied To You” o “Hey
Mister”) hasta un buen puñado de versiones (quizás demasiadas) que iban desde el
“Fire” de Hendrix (toda una declaración de intenciones) hasta el mil veces
versionado “Baby Please Don´t Go” o el “It´s A Long Way To The Top” de AC/DC,
con la que pusieron el cierre a un notable concierto que fue muy de menos a
más, desembocando en la fiesta que todos esperábamos, con Stacie bajando de la
palestra para filtrarse entre el público, soplando la armónica en nuestra cara,
subiéndose a la barra para bailar, o correteando por todos lados como una
chiquilla traviesa. Un esfuerzo titánico que no consiguió borrarle ni un
momento la sonrisa. Ni a ella, ni a los músicos que la acompañaban, ni a los
allí presentes.
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