CRÓNICA CONCIERTOS / Ara Malikian

ARA MALIKIAN
Auditorio Niemeyer (Avilés)
Sábado 14 de enero de 2017

El auditorio del Niemeyer se llenó para recibir a Ara Malikian, quien está recorriendo medio mundo con su gira “The Incredible Tour Of Violin”
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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“La Increíble Historia Del Violín”. No digo que no sea interesante, pero a lo mejor es un poco tostón ¿no? No si se lo cuenta, y se lo toca, Ara Malikian.

Uy, a ese le conozco, me suena de verle en algún sitio. Comprensible, a no ser que lleve usted enterrado bajo tierra el último lustro, pues ha aparecido en las televisiones, periódicos, revistas y radios de medio mundo.

¿Y tanto ruido está justificado? No lo dude, pues además de ser uno de los mayores virtuosos que uno se puede encontrar al violín, Ara se deja el alma en cada actuación, y encima es simpático a rabiar. Y lo más importante, ha conseguido traspasar fronteras (de todo tipo) y llevar la música clásica al gran público. De ahí que cuelgue el “no hay entradas” allá donde va.

Supongo que ahora es cuando me dirá que nadie le ha regalado nada. Supone bien. Su padre le entregó un violín a los 3 añitos, y ese instrumento quizás evitó que fuese un refugiado más. ¿Le parece ahora más acertado el título del tour/disco?

Pues sí. Cuénteme algo de su directo. Sus shows son una montaña rusa de emociones. La sola presencia de Malikian justifica una entrada, pero también la de los músicos que le acompañan: Jorge Guillén al violín, Humberto Armas a la viola, Antha Kumar a las tablas indias, Tania Bernáez al contrabajo, Héctor ‘El Turco’ a la percusión, Cristina Garrido al violonchelo y Tony Carmona a la guitarra.
Un plantel de lujo para acometer un repertorio imprevisible, donde tan pronto entran piezas cargadas de ternura (“El Vals De Kairo” dedicada a su hijo) o sentidas (“1915” en memoria de las víctimas del genocidio armenio), como frenéticas versiones (mención especial para “Misirlou”, esa canción tradicional griega que el padrino de la música Surf, Dick Dale, popularizó en los años 60; o la poderosa revisión que se marcaron del “Kashmir” de Led Zeppelin).

Vaya, sí que es curioso. Un rockero haciendo música clásica. O viceversa. Con decirle que lo primero que sonó fue el sonido wah-wah del “Voodoo Child” de Jimi Hendrix seguido por una pieza de Mozart se lo digo todo. Ah, y se acordó también de David Bowie con “Life On Mars”.

¿Y la música clásica que la dejó aparcada para otra ocasión? En absoluto, a lo largo de la velada recurrió a Chopin, Vivaldi o Bach, cerrando el concierto con la preciosa “Aria”, de este último, con la que recorrió (entre el público) el auditorio de arriba abajo en uno de los momentos más especiales de la noche.

No quiero ser quisquilloso, pero me está hablando solamente de versiones. Hombre, no piense mal. Malikian no es un compositor, y él mismo se encarga de reconocerlo en cada actuación, y aunque es verdad que gran parte del repertorio se centra en covers (de muy buen gusto y mucho mérito), también hay cortes de cosecha propia. Además de la citada anteriormente dedicada a su hijo, también destacan “La Danza Del Percebe” o “Requiem Por Un Loco” (dedicada al protagonista de su vida: el violín). Así que no me sea repugnante y vaya usted a verle. Piense que de cada uno de sus conciertos siempre se sale un poco más feliz que cómo se entra.  

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