CRÓNICA CONCIERTOS / Viva Belgrado
VIVA BELGRADO
Sala La Salvaje (Oviedo)
Domingo 22 de enero de 2017
Llegaba
a la capital asturiana la banda cordobesa Viva
Belgrado después de una fugaz gira de cinco días por la Península que les
había hecho visitar previamente Lisboa, Oporto, Pontevedra y A Coruña. Última
parada, la sala ovetense La Salvaje.
Y fugaz fue también su actuación, pues en poco más de cincuenta minutos
despacharon sobre el escenario un repertorio variado y contundente que hizo
despertar instantáneamente del letargo dominical a la más que aceptable (en cuanto
a número) concurrencia, la cual probablemente hubiera sido incluso mayor si el
concierto se hubiera celebrado una noche de viernes o sábado.
Como
era de esperar, los cordobeses presentaron un repertorio basado en los pilares
de su último disco (“Ulises”, 2016)
y de su anterior trabajo (“Flores, Carne”,
2014), con el que empezaron a ser más conocidos en todo el territorio
estatal. Nos referimos a composiciones
salvajes y desgarradas como “Báltica”, siempre enlazada en las
actuaciones de la banda con la
progresivamente apacible “De Carne y Flor”… Un verdadero himno, con todas las
de la ley.
“Por
la mañana, temprano”, “Osario” y “Annapurnas” también forman parte de ese
núcleo de canciones escénicamente poderosas y agradecidas por la parroquia presente. Habría
que destacar además la cabida, a modo de enlace, de pequeñas piezas
inquietantemente sosegadas, caso de la impronunciable “~”. Y para los
seguidores más antiguos de la banda también hubo algún guiño en forma de
canción, como “El Gran Danés”, perteneciente al EP “El Invierno”, del año 2013.
Viva
Belgrado son, pues, sinónimo de biela y zapatilla, de sensaciones encontradas,
de entrañas esparcidas por el escenario… pero también de letras poéticas
construidas con un alto grado de intimismo y, por qué no, timidez (un bajista
que se pasa toda la actuación de espaldas al público podría dar buena fe de
esto)… Poesía, sí, pero no de esa de rima fácil en los versos pares… Aquí hay
muchos versos libres y “dolor vertical”… el de verdad, no el banal. Y por si
esto fuera poco y parafraseando un comentario existente sobre un vídeo de ellos
colgado en la red, después de su concierto no se avistan por ningún lado las
ruinas del campanario. Pero el tanque sale más potente que nunca. Y ya que la
vida es movimiento, como dicen estos cordobeses al final de “Ravenala” (canción
de cierre de su último álbum y del concierto en La Salvaje), esperamos poder reencontrarnos pronto en algún recodo
del camino.
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