CRÓNICA CONCIERTOS / NIKKI HILL

NIKKI HILL
Sala Albeniz (Gijón)
Sábado 11 de noviembre de 2017
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Tres veces son muchas para dejar pasar la ocasión de ver a Nikki Hill en directo, y más cuando siempre que se la menciona todo lo que se escucha son maravillas. La expectación crece con cada una de sus visitas, y que la Albeniz estuviese anoche a reventar no sorprendía a nadie.

Nuevo disco, "Heavy Hearts, HardFists". Nueva formación. Nick Gaitán se colgaba el bajo y Laura Chavez la guitarra. Y tenemos que hablar de Laura porque su impacto fue tremendo. En las primeras canciones todo sonaba impecable, demasiado limpio y correcto para un concierto de Rock&Roll. Matt fue el primero en notarlo y pedía con insistencia más volumen a la mesa de sonido. Pero fue Laura la que puso el Albeniz en ebullición cuando dio un paso adelante y se marcó un solo que casi tira abajo el edificio.



Un antes y un después en el devenir del show. A raíz de aquello combustionó la atmósfera y el desfase fue mayúsculo. Solo éramos capaces de dejar de mover los pies y coger aire cuando la banda decidía bajar las revoluciones y acariciarnos con baladas como “Nothin`With You”, momento en el que Nikki (que no dejó de moverse de un lado para otro dando palmas, siguiendo cada nota con ese flow con el que se nace o no) también se tomó un respiro y se mostró como la buena intérprete que es. Sin tener un vozarrón tan potente como otras vocalistas del género, Nikki saborea cada sílaba pegándose al micro hasta dejar en él una capa de pintalabios roja.




Esta chica de Carolina del Norte ofrece cada noche un clinic de cómo llenar un escenario. El mamar Gospel desde su infancia, y el residir en una ciudad como Nueva Orleans, donde se respira música en cada rincón desde que te levantas hasta que te acuestas, le han dado a Nikki un aura especial. Solo la energía y el ímpetu de su marido Matt, y el talento de Laura le restan protagonismo.




Con canciones como “(Let Me TellYou ‘Bout) LUV”, “Scratch Back”, “Oh My” o la acelerada versión del “Twistin’The Night Away” de Sam Cooke echan gasolina al fuego y el que no se agita es que está muerto por dentro. Es en ese momento cuando entiendo la impotencia de aquellos que vivieron estos temas sentados en las butacas del Teatro Palacio Valdés hace un año.

Un show que superó holgadamente las (altas) expectativas. Es más, para el que esto escribe es firme candidato a concierto del año, con permiso del inolvidable bolo que dieron en febrero Rival Sons en este mismo lugar. Y con todo lo que llevamos visto este año queda todo dicho. Marcaré en rojo su próxima visita en el calendario. Os recomiendo hacer lo mismo. 

Comentarios

  1. Sin palabras es una Diosa, toda ella es perfecta!!! Y Laura, Laura, laura!!! Madre mía, mujer como puedes tocar así, Jesucristo!!! Mi boca no se mantuvo cerrada en todo el concierto, ya nos vimos en el festival de Blues de Cazorla y mi amor con Nikki es único! Ojalá y repita Cazorla este año!!! olé olé y olé!!!

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    1. Llena el escenario como la gran artista que es. Y la incorporación de Laura les da un plus más. Osea que siguen en su progresión

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  2. Que pasada Nikki y su banda vayavayavaya....

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