CRÓNICA CONCIERTOS / Talco + Ebri Knight
TALCO
+ EBRI KNIGHT
Sala Sir Laurens (Oviedo)
Sábado 21 de abril de 2018
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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En una tarde marcada para muchos por la Final de la Copa del Rey de fútbol, la Sala Sir Laurens ofrecía la posibilidad de un plan alterativo: música en directo.
Talco volvían a pisar tierra astur meses después de haberla liado bien en el Tsunami Xixon. Los italianos (que tienen una legión de fieles fans que han ido labrando a lo largo de sus 15 años de carrera) montan un fiestón cada vez que se suben a un escenario. La gente lo sabe y responde. Llenazo en la sala.
Aunque Ebri Knight tardasen en disfrutar de él. Los catalanes salieron a escena a las 20:15 ante una estampa surrealista: la sala vacía a excepción de dos valientes seguidores, y de un servidor, que cámara en mano aprovechaba la calma que precede a la tormenta para sacar alguna foto. Su Folk enérgico con ramalazos Punk quedaba esperpéntico sin el personal liándola en la pista. Afortunadamente para ellos, poco a poco, canción a canción, la audiencia fue creciendo, y con el calor del público los catalanes, que dieron un concierto intachable por su parte aunque el sonido les jugase malas pasadas, acabaron haciendo suyos los versos del mencionado poeta Miguel Hernández: “Si me muero, que me muera, con la cabeza muy alta”. Y así acabaron, dando saltos con el público y con la cabeza bien alta.
Unos se bajaban de las tablas y otros se subían, disfrazados de
dinosaurios de colores para no llamar mucho la atención (sic). Por si alguien
dudaba, sí, esos eran Talco, y así probaron sus instrumentos antes de regresar
con una indumentaria más discreta.
Imagínense a un hamster dando vueltas y vueltas en la rueda de manera incansable. Parece terriblemente monótono, y sin embargo, el roedor sigue y sigue entretenido en su cometido. Así es un concierto de Talco. Haciendo un símil futbolístico, los italianos juegan una eliminatoria de 180 minutos con las pulsaciones de un colibrí desde el primer minuto hasta el último, prórroga incluida si hace falta. Un show de 30 temas en 2 horas sin tregua ni respiro. Talco plantean un concierto extenuante, venciendo por agotamiento: de los pogos, wall of death, y circle pit van saliendo sudorosos gladiadores que ya no pueden ni con su alma.
Imagínense a un hamster dando vueltas y vueltas en la rueda de manera incansable. Parece terriblemente monótono, y sin embargo, el roedor sigue y sigue entretenido en su cometido. Así es un concierto de Talco. Haciendo un símil futbolístico, los italianos juegan una eliminatoria de 180 minutos con las pulsaciones de un colibrí desde el primer minuto hasta el último, prórroga incluida si hace falta. Un show de 30 temas en 2 horas sin tregua ni respiro. Talco plantean un concierto extenuante, venciendo por agotamiento: de los pogos, wall of death, y circle pit van saliendo sudorosos gladiadores que ya no pueden ni con su alma.
A falta de un sonido limpio, toneladas de energía hacían temblar los
cimientos de la sala, especialmente cuando se invocaban himnos como “Bella Ciao”,
“St.Pauli”, “La Mano De Dios” o “La Torre”. Y hablando de himnos, decidieron
poner el broche recurriendo al catálogo de imprescindibles del Heavy Metal: “The
Trooper” de Iron Maiden. Si quieren fiesta, llámenlos a ellos. Talco son sinónimo
de liada mayúscula.
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