CRÓNICA CONCIERTOS / La M.O.D.A.
LA MARAVILLOSA ORQUESTA DEL ALCOHOL
(LA M.O.D.A)
Gijón Sound Festival / Plaza Mayor (Gijón)
Sábado 14 de abril de 2018
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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14 de abril.
Gijón. Surfistas en el agua esperando la serie. Perros al galope sobre la arena. El paseo infestado de gente que viene y va. Lorenzo lo ilumina
todo desde arriba. Primavera. Día espléndido para una jornada del Gijón Sound
Festival.
Miramos el
programa: mucha oferta. Hay que elegir. Decidido. A las 21:00 horas en la carpa
de Plaza Mayor. Con este día la carpa sobra. Pero estamos en Asturias y
cualquier precaución es poca. Allí nos citamos con La Maravillosa Orquesta Del
Alcohol (La M.O.D.A), siete mozalbetes de Burgos, jóvenes y guapetes, que hace 8
años ensayaban en un pequeño local en el que apenas podía moverse, y que hoy son
tendencia en el panorama nacional. Prueba de ello es el haber llenado La
Riviera tres noches consecutivas, o la cantidad de fieles que les acompañan
allá donde van. Lo más difícil parece que ya lo han conseguido. A ver ahora
hasta donde les lleva el boca-oreja.
Pero que nadie
piense que les han regalado nada: trabajo y
constancia. Y humildad. Con la misma que salen al escenario, sencillos y
campechanos, cargados de instrumentos (banjos, guitarras, acordeones,
armónicas, saxofones, teclados….), dispuestos a sudar sus camisetas de tirantes
blancas una noche más. Y van unas cuantas. Y las que les quedan en esta gira
que les ocupa, la de su tercer y último disco, “Salvavida (de las Balas
Perdidas)”.
Con La M.O.D.A
subimos a un tren de largo recorrido que va desde Burgos hasta los Balcanes,
con 28 canciones como Banda Sonora de este viaje donde escuchamos Folk libre de
etiquetas. Tan pronto nos recuerdan a Dropkick Murphys, a Mumford And Sons, o a Fleet Foxes como a Mano Negra.
Da igual que
toquen himnos de nueva cosecha (“La Inmensidad”, “Himno Nacional”, “O Naufragar”,
“Héroes Del Sábado”…) o de discos anteriores (“¿Quién Nos Va A Salvar”, “PRMVR”,
“1932”…), que se arrimen al Indie o al Pop, o que pisen fuerte en terrenos
de menor popularidad como el Country, la Americana Music o el Chanson: su repertorio no tiene
altibajos. La característica voz rota de David (que canta como si fuese el
último día de su vida) y el mensaje de las letras, son el pegamento para que
esta propuesta tan heterogénea tenga equilibrio.
Durante el concierto,
echándole imaginación, uno no sabe si está en una verbena/romería/fiesta de
prao, en una fiesta del granero en algún estado del Sur en los Estados Unidos,
en un pub de Dublin, o en medio de un festival. La fórmula funcionaría en
cualquiera de estos escenarios haciendo que todos los presentes salten, canten
y bailen. Aunque los que más disfruten sean estos 7 chavales que están sobre el
escenario, despidiéndose abrazados y sonrientes con el “You Never Walk Alone”
de Gerry & The Pacemakers sonando de fondo, y ante una atronadora y
merecida ovación.
Prometieron
volver. Les creemos. Eso sí, cuando regresen, lo harán siendo un poquito más
grandes. Está claro que, solos, no van a caminar.
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