CRÓNICA CONCIERTOS / II Festival Las Músicas
II FESTIVAL
LAS MÚSICAS
LAS MÚSICAS
Centro Niemeyer (Avilés)
24 de agosto de 2018
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Un globo blanco juega a ser una luna llena sobre un cielo plomizo. Al fondo, industria y ría. Estamos en Avilés, en el Niemeyer, para disfrutar de la segunda edición del festival Las Músicas: “Una propuesta ecléctica en un escenario fantástico”. Ese es el eslogan que se puede leer en su página web, y razón no les falta, pues los tres grupos/artistas elegidos para esta edición tienen una propuesta rica en matices.
Bajo la amenaza de una lluvia que afortunadamente hizo huelga durante toda la noche, Juanito Makandé y su banda hicieron acto de presencia ante una audiencia escasa y una enorme plaza semivacía. Algo que no pareció ser un impedimento para el joven gaditano, que parece ser de esos tipos con aplomo suficiente para encontrarse cómodo toreando en cualquier plaza. Con el salero propio de los del sur, comenzó a contagiar buen rollo a tipos fácilmente contagiables como los del norte. La mezcla de Rumba, Flamenco, Funk y Jazz Fusión fluía y el sonido era cristalino y nítido. Poquito a poco, la noche comenzó a ser menos fría, y las nubes parecían disiparse dejando algún clarito que otro. Y las gargantas comenzaron a calentarse y a corear canciones como “Cuando Te Empecé a Querer”, “Eres Para Mí” o las celebradas “Kamikaze” y “Niña Voladora”. Escuchando a Juanito se me vienen a la cabeza Muchachito, Kiko Veneno, El Canijo De Jerez o incluso O´Funkillo. Juanito, que ya es un fenómeno por el Sur, acabó de pie cantando por bulerías. Veremos si, con el tiempo, consigue exportar su influencia al resto de la península.
Para el concierto de Los Lobos, el que esto escribe se esperaba un notable cambio generacional entre el público, y que los post-millennials dejasen paso a la vieja guardia. Pero este cambio apenas se percibió, pues sorprendentemente, Los Lobos no lograron arrastrar a mucho público. Algo llamativo, ya que estamos hablando de una banda que es toda una institución difícil de ver en directo. En activo desde 1970 (un respeto a estos señores), Los Lobos supieron mezclar como nadie estilos como el Tex-Mex, la Cumbia, el Blues, la Americana, el Bolero, el Son Cubano, la Salsa, el Corrido o el Rock. Y lo digo como en pasado porque aunque los ingredientes sigan presentes, el mejunje ya no sabe igual. El concierto fluía sin mucha chicha dando la sensación de que todos esperaban por una única canción: “La Bamba”. Cuando esta llegó los móviles comenzaron a grabar el momento y sin darnos cuenta, a otra cosa.
Los años pesan y Los Lobos hicieron lo que pudieron. Nadie les iba a exigir más. Repito, un respeto a estos señores, aunque tengamos que tirar de nostalgia para imaginarnos su mejor versión.
Los que están en su mejor momento son La M.O.D.A. Pudimos comprobarlo a mediados de abril, y pudimos corroborarlo este pasado viernes. En una entrevista que les hice recientemente me hablaron de la música como “salvavidas”, haciendo un guiño al título de su último trabajo, el que les ha llevado a girar por toda España, por Europa, y que en octubre les llevará a México. Y esos kilómetros de carretera y escenarios se les notan, para bien, pues el septeto burgalés está perfectamente engrasado. Todo encaja: cada instrumento, cada verso. El sonido es impecable y el mensaje de himnos como “O Naufragar”, “Héroes Del Sábado”, “Himno Nacional” o “1932” llega alto y claro a un número de receptores que no para de crecer. Paso a paso, sin hacer ruido, La Maravillosa Orquesta del Alcohol se han convertido en una de las bandas más en forma del panorama nacional, y si hay que decirlo, pues se dice.
Me gustaría cerrar con otra de las frases que me dejaron en la entrevista: “Si una canción te acompaña en momentos importantes, buenos o malos, no sé si es perfecta, pero cumple una función casi mágica. Pocas cosas consiguen ese efecto tan brutal". Y es que el poder que ejerce la Música es algo imposible de ignorar.
Bajo la amenaza de una lluvia que afortunadamente hizo huelga durante toda la noche, Juanito Makandé y su banda hicieron acto de presencia ante una audiencia escasa y una enorme plaza semivacía. Algo que no pareció ser un impedimento para el joven gaditano, que parece ser de esos tipos con aplomo suficiente para encontrarse cómodo toreando en cualquier plaza. Con el salero propio de los del sur, comenzó a contagiar buen rollo a tipos fácilmente contagiables como los del norte. La mezcla de Rumba, Flamenco, Funk y Jazz Fusión fluía y el sonido era cristalino y nítido. Poquito a poco, la noche comenzó a ser menos fría, y las nubes parecían disiparse dejando algún clarito que otro. Y las gargantas comenzaron a calentarse y a corear canciones como “Cuando Te Empecé a Querer”, “Eres Para Mí” o las celebradas “Kamikaze” y “Niña Voladora”. Escuchando a Juanito se me vienen a la cabeza Muchachito, Kiko Veneno, El Canijo De Jerez o incluso O´Funkillo. Juanito, que ya es un fenómeno por el Sur, acabó de pie cantando por bulerías. Veremos si, con el tiempo, consigue exportar su influencia al resto de la península.
Para el concierto de Los Lobos, el que esto escribe se esperaba un notable cambio generacional entre el público, y que los post-millennials dejasen paso a la vieja guardia. Pero este cambio apenas se percibió, pues sorprendentemente, Los Lobos no lograron arrastrar a mucho público. Algo llamativo, ya que estamos hablando de una banda que es toda una institución difícil de ver en directo. En activo desde 1970 (un respeto a estos señores), Los Lobos supieron mezclar como nadie estilos como el Tex-Mex, la Cumbia, el Blues, la Americana, el Bolero, el Son Cubano, la Salsa, el Corrido o el Rock. Y lo digo como en pasado porque aunque los ingredientes sigan presentes, el mejunje ya no sabe igual. El concierto fluía sin mucha chicha dando la sensación de que todos esperaban por una única canción: “La Bamba”. Cuando esta llegó los móviles comenzaron a grabar el momento y sin darnos cuenta, a otra cosa.
Los años pesan y Los Lobos hicieron lo que pudieron. Nadie les iba a exigir más. Repito, un respeto a estos señores, aunque tengamos que tirar de nostalgia para imaginarnos su mejor versión.
Los que están en su mejor momento son La M.O.D.A. Pudimos comprobarlo a mediados de abril, y pudimos corroborarlo este pasado viernes. En una entrevista que les hice recientemente me hablaron de la música como “salvavidas”, haciendo un guiño al título de su último trabajo, el que les ha llevado a girar por toda España, por Europa, y que en octubre les llevará a México. Y esos kilómetros de carretera y escenarios se les notan, para bien, pues el septeto burgalés está perfectamente engrasado. Todo encaja: cada instrumento, cada verso. El sonido es impecable y el mensaje de himnos como “O Naufragar”, “Héroes Del Sábado”, “Himno Nacional” o “1932” llega alto y claro a un número de receptores que no para de crecer. Paso a paso, sin hacer ruido, La Maravillosa Orquesta del Alcohol se han convertido en una de las bandas más en forma del panorama nacional, y si hay que decirlo, pues se dice.
Me gustaría cerrar con otra de las frases que me dejaron en la entrevista: “Si una canción te acompaña en momentos importantes, buenos o malos, no sé si es perfecta, pero cumple una función casi mágica. Pocas cosas consiguen ese efecto tan brutal". Y es que el poder que ejerce la Música es algo imposible de ignorar.
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