CRÓNICA CONCIERTOS / Depedro
DEPEDRO
Teatro Albeniz (Gijón)
15 de febrero de 2019
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Casi sin darme
cuenta, he visto crecer artísticamente a Jairo Zavala: tardes en las que le
veía tocar en la banda de El Club De La Comedia luciendo rastitas; o aquellos conciertos
de La Vacazul en festivales pequeños; y desde hace 10 años, con Depedro, el proyecto
con el que ha conseguido (por fin) el reconocimiento que se merece.
Un largo camino
para curtirse y madurar, para llegar en plenitud a donde está ahora, para poder
gritar pleno de confianza eso de que “Todo Va A Ir Bien”. Precisamente así se
titula su último disco, un repaso a sus grandes éxitos en compañía de nombres
consagrados en la primera división del panorama nacional (Vetusta Morla, Coque
Malla, Luz Casal, Fuel Fandango, Santiago Auserón o Mikel Izal), la misma
división en la que ya juega él. Prueba del excelente momento que atraviesa
Jairo es el cartel de Sold Out que
cuelga en las puertas del Teatro Albeniz.
Todas las
experiencias adquiridas en su trayectoria musical, así como en sus viajes, no
solo se palpan en sus discos, también en sus directos. Jairo viene respaldado
por una excelente banda, y entre todos consiguen llevarnos hacia los terrenos
del Folk, de la Americana Music, del Rock Fronterizo, de la música latinoamericana,
y todo ello sin que se desenfoque la silueta de cantautor.
Dicho de otra manera, Depedro consiguen el equilibrio perfecto entre música comercial y música alternativa. O lo que es lo mismo, lo que debería sonar en las radios-fórmula comerciales si estas tuviesen un mínimo de buen gusto.
Dicho de otra manera, Depedro consiguen el equilibrio perfecto entre música comercial y música alternativa. O lo que es lo mismo, lo que debería sonar en las radios-fórmula comerciales si estas tuviesen un mínimo de buen gusto.
Ese éxito se
traduce en un público de lo más variado en edad y gustos. Oteo sobre el mar de
cabezas que hay a mi alrededor y atisbo músicos de la escena asturiana que
tocan en grupos de blues, de pop o de rock; veo parejas de poco más de veinte
años, y otras de más de sesenta; veo padres con sus hijos. Cuando suenan los
primeros acordes de “Vidas Autónomas” (la elegida para abrir el concierto) todos
sucumbimos por igual a los ritmos mestizos de Depedro.
El sonido es
excelente, nítido. Y cada nota, en su sitio. Comienza una agradable travesía
musical, picoteando en su discografía: singles añejos (“Nubes De Papel”, “Como
El Viento”) y singles flamantes (“Hombre Bueno”, “Panamericana”); edulcoradas
baladas (“Tu Mediodía”, “Te Sigo Soñando”) y cumbias juguetonas (“El Pescador”
–tan juguetonas que la banda decide bajar a bailarla con el público-); y como
no, la versión de “Llorona”, con los músicos marchándose hacia bambalinas,
dejando a un público entregado coreándola durante un buen rato, manteniéndola
viva, dándole el pulso necesario para que Jairo cierre el círculo y la termine a
la vuelta en un final idílico.
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