LITERATURA / Mario Puzo

MARIO PUZO
El Padrino


¿Quién le iba a decir a Mario Puzo, que tras sus dos primeros libros -que pasaron sin pena ni gloria entre crítica y público-, su tercera obra, "El Padrino", iba a convertirse en un imprescindible? Más de 20 millones (libros vendidos, y subiendo) se han adentrado en la vida de los Corleone gracias a las páginas de Puzo. Y otros tantos millones gracias a Coppola, quién llevaría la novela a la gran pantalla. El resto, como suele decirse, es historia. 

- ¿Por qué molestan a tu padre con asuntos de negocios en un día como éste? -preguntó.
Michael volvió a reír.
- Porque saben que un siciliano no puede negar nada el día de la boda de su hija -contestó-. Y ningún siciliano es capaz de dejar escapar una oportunidad como ésta.

.........

Johnny Fontane no podía creer que el Don tuviera tanto poder. Pero su padrino era un hombre que nunca había fallado: si decía que una cosa podía hacerse, se hacía. No obstante, se atrevió a plantear una objeción. 
- Este tipo es amigo personal de J. Edgar Hoover. Me parece que ni siquiera usted podrá levantarle la voz. 
- Es un hombre de negocios -replicó el Don, suavemente-. Le haré una oferta que no podrá rechazar. 
.........

Don Corleone fue el primero en hablar (...)
- Quiero darles a todos las gracias por haber venido. Considero este hecho como un favor personal, y por ello quedo en deuda con todos y cada uno de ustedes. Ante todo, quiero que sepan que no estoy aquí para discutir ni para convencer, sino para dialogar. Y como hombre razonable que soy, habré cuanto esté en mi mano para que nos despidamos siendo amigos. Les doy mi palabra de que así pienso hacerlo, y aquellos de ustedes que me conocen bien, saben que nunca falto a mi palabra. (...) Todos nosotros somos hombres de honor, por lo que no será necesario firmar documento alguno. Después de todo, no somos abogados. 
.........

De nuevo Michael sintió que le faltaba la respiración. Lo que sentía por aquella chica era, más que deseo, un ansia loca de posesión. Por ver primera en su vida comprendió por qué el hombre italiano tenía fama de celoso. En aquel momento, Michael estaba dispuesto a matar a cualquiera que se atreviera a tocarla, que intentase arrebatársela. Deseaba poseerla, como el miserable desea poseer dinero, como el que cultiva la tierra ajena desea poseer su propia tierra. Nadie le impediría poseer a aquella muchacha, nadie le impediría mantenerla prisionera para evitar que otro hombre pudiera mirarla siquiera. Cuando ella sonrió a uno de sus hermanos, Michael dirigió a este una mirada asesina. (...) La familia se dio cuenta de que era el clásico "rayo". Aquel joven sería, hasta que se casaran, un juguete en manos de Apollonia. Luego las cosas cambiarían, por supuesto, pero no importaba.
.........

Mamá Corleone siempre preguntaba a Kay por qué no se decidía a convertirse al catolicismo, ignorando que el hijo de Kay ya había sido bautizado en la religión protestante. Kay aprovechó una de esas ocasiones para preguntarle por qué iba cada día a la iglesia, y si ello era obligatorio para los católicos. (...)
- De ningún modo, querida. Algunos católicos acuden a la iglesia sólo el día de Pascua y el de Navidad. Cada uno va solamente cuando lo desea. 
- ¿Por qué, entonces, usted va todas las mañanas?
- Voy por mi marido -repuso Mamá Corleone, y señalando hacia abajo con el dedo, añadió-: para que no vaya al infierno. Cada día rezo por su alma, para que Dios la acoja en su gloria. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LITERATURA / Manuel Vilas

VIAJES / Portugal

LITERATURA / Sara Mesa