CRÓNICA CONCIERTOS / Morrigans
MORRIGANS
Fantasio (Navia)
Sábado 24 de abril de 2021
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Una furgoneta blanca se detiene frente a la puerta del Fantasio. El conductor (al que reconozco enseguida) baja la ventanilla y me espeta:
- ¡Oye, Jontra! Creo que se te han caído unos pasteles.
Para cuando quise contestarle, la furgoneta ya había arrancado y desaparecido por una de las calles anexas. Le iba a decir "ya te contaré".
El colega -al que mantendré en el anonimato- quiso hacer una broma refiriéndose al grupo que ocupará estas líneas, Morrigans, unos chicos de Avilés con más de una década de trayectoria.
Afortunadamente, no todos somos tan prejuiciosos, aunque reconozco no estar acostumbrado a conciertos tan azucarados. Pero ya se sabe, a nadie le amarga un dulce de vez en cuando.
El concierto se retrasó media hora debido a problemas técnicos. Problemas bien solventados, pues bastaron unos compases de "No somos tan cobardes", para apreciar que la banda suena mucho más poderosa que en los discos, gracias en parte al ímpetu y la pegada del batería Alberto Menéndez (¡cómo sonaba esa caja!), perfectamente conectado a su compañero en la base rítmica, el bajista Abraham Loya. Sonido impoluto, salvo (y por poner un pero) que eché en falta un poco de mordiente en la guitarra de Guille Fernández (en ocasiones demasiado tapada por sus compañeros).
Morrigans tienen un repertorio plagado de canciones pegajosas ideales para las radio-formulas comerciales. A pesar de la pandemia, la maquinaria está bien engrasada, y la química en el anoche quinteto es evidente. Pensar que Morrigans son un grupo de pop sería un error: "El destino ya está escrito" tuvo un rollo funk muy en la onda de Stevie Wonder; "Festival" me recordó a la energía festivalera de La Sonrisa de Julia; y "Anoche" sacó su vena más rockera, como los primeros M-Clan, cuando los murcianos perseguían la sombra de los Black Crowes.
En el repertorio incluyeron dos temillas que no se encuentran en ninguno de sus discos, ofreciendo al público un incentivo extra para acudir a verles. Además, para el que esto escribe, esos dos temillas fueron de lo mejorcito del concierto: "Raro" (con una intro muy jazzy en la que el frontman Jorge Villaboy mostró su destreza a las teclas) o "Sin respiración" (que desembocó en el "Feel" de Robbie Williams), tuvieron un rollazo que me recordó por momentos a dos grupos ya extintos como Fábula o ZIA, dos grupos que merecieron muchísimo más reconocimiento.
Tras "Todo saldrá bien" se apagaron los focos para que Guille Barrera y Alberto Menéndez se marcasen un breve pique con las percusiones (sirviéndose de baquetas con luces de neón). Como Safri Duo. ¿Quién se acuerda de "Played-A-Live"? Año 2000. Ahí lo dejo. El tiempo no espera a nadie chavales.
Para los bises dejaron "Salitre" y "El infinito y más allá", otras dos golosinas que el público acompañó con palmas y coros.
Morrigans tienen un directo impecable, y no tienen nada que envidiarles a muchos de esos grupos que lo petan en Madrid o Barcelona (y por ende, a nivel estatal). Es la desventaja de jugar en un mercado pequeño como Asturias. Se lo contaré a mi colega en cuanto se baje de la furgo.
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