LITERATURA / Juán José Millás & Juan Luis Arsuaga
JUAN JOSÉ MILLÁS &
JUAN LUIS ARSUAGA
La muerte contada por un
sapiens a un neandertal
Tras el éxito de su primera novela conjunta ("La vida contada por un sapiens a un neandental") Millás y Arsuaga vuelven a la carga con "La muerte contada por un sapiens a un neandertal". El escritor y el paleontólogo unen pluma y conocimientos al servicio de una historia, la de la vida misma. Humor, biología, naturaleza y vida en páginas que invitan a la reflexión. Ahora me tengo que leer el primero. Y luego el siguiente, porque todo parece indicar que habrá una tercera entrega.
- Hoy no comes a tu hora -dijo Arsuaga.
- Mal asunto, porque me encanta comer.
- ¿Más que follar?
- Vamos a ver -respondí-, yo no tengo el deseo sexual de los cuarenta años, lo que te juro que es un alivio. Si se me apareciera el genio de la lámpara y me diera a elegir entre recuperar el vigor sexual de los cuarenta años o ser capaz de comer y beber lo que me diera la gana sin ardores de estómago, elegiría lo segundo. Sin ninguna duda.
- Es que va todo en el mismo paquete, Millás. ¿Y qué paquete prefieres, el de los cuarenta o el de los setenta y cinco?
- Pero tú estabas enfatizando el sexo.
- Recuerda que follando se conoce gente.
- Y masturbándote te conoces a ti mismo.
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Vemos un insecto palo gigante y un grupo de mariposas cuyas alas parecen hojas de rosal. Entonces me viene a la memoria un artículo sobre mimetismo que leí de joven en la Enciclopedia Espasa, donde se decía que algunos gusanos adoptaban la forma de un excremento de pájaro para evitar que esos mismo pájaros los devorasen. Me pregunté entonces, y me pregunto ahora, si vale la pena conservar la vida a cambio de parecer una mierda. (...) De un lado, me fascina; de otro, me parece uno de los recursos más humillantes de la naturaleza.
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- La gente -sigue Arsuaga como si hablara ya para sí mismo- necesita encontrar un sentido a su vida y a su muerte. El único modo de darle sentido a la vida es insertándola en un plan cósmico, de manera que tenga una razón de ser, un plan en el que cada uno tiene papel. Se muere un niño de tres años. Qué injusticia ¿no? Pero llegan los cristianos y dicen que esa muerte forma parte de un plan que excede nuestras capacidades de comprensión. Dios escribe derecho con renglones torcidos, no intentes entenderlo, acéptalo. Es como si pretendieses que un perro comprendiera a Kant. ¿Cuál es el peor pecado?
- La soberbia -digo.
- Todos los demás -completa Arsuaga- son una mierda, comparados con este. Que robas, está mal, pero se te perdona. El adulterio no es correcto, pero te confiesas y punto. La avaricia, la ira..., todos son perdonados. Pero la soberbia es inaceptable porque la soberbia guarda relación con el conocimiento, con el afán de saber, con la arrogancia de poner en duda la existencia de un plan cósmico.
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- Te ponen una prótesis de cadera, te colocan una lente intraocular, te dan pastillas para el colesterol o la tensión, te implantan un stent cardiaco, un marcapasos... Y con todos esos parches alargamos y mejoramos la vida. Pero a nivel celular, nada. Se estima que con todos estos arreglos parciales muchos de los que nacen ahora podrán pasar de los cien años. Por eso, siempre digo que yo estaría encantado de que la muerte estuviera programada porque, de ser así, no habría más que dar con el modo de desprogramarla.
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- Espera, que me he aprendido una frase de "León el Africano", la novela de Amin Maalouf (...) Apúntala palabra por palabra.
- Vale.
- Un musulmán muere en el norte de África y el ulema que se dispone a enterrarlo dice: "Si la muerte no fuera inevitable, el hombre habría perdido su vida entera evitándola. No habría arriesgado ni intentado ni emprendido ni inventado ni construido nada. La vida habría sido una perpetua convalecencia. Sí, hermanos, demos gracias a Dios por habernos dado el regalo de la muerte para que la vida tenga un sentido; la noche, para que el día tenga un sentido; el silencio, para que la palabra tenga un sentido; la enfermedad, para que la salud tenga un sentido; la guerra, para que la paz tenga un sentido. Agradezcámosle que nos haya dado el cansancio y las penas, para que el descanso y las alegrías tengan un sentido. Démosle gracias. Su sabiduría es infinita".
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