BASADO EN HECHOS REALES / Sexualidad 2.0
Basado en hechos reales. O no. Porque muchas veces la imaginación hace el resto y probamos con una realidad paralela, por el "y que pasaría si...". Situaciones cotidianas que se cruzan con la ficción.
SEXUALIDAD 2.0
Son tiempos difíciles.
Tiempos para los tipos duros. O al menos eso es lo que piensan las
féminas. Antaño, el ideal era otro. Las damas buscaban honradez,
caballerosidad, hombres detallistas y atentos, hogareños y con
instinto paternal.
Pero las tendencias
cambian a la misma velocidad que la sociedad y el estado del
bienestar. Ahora, los “malos” son los que dominan el lugar.
Tienen actitud y carácter, y una personalidad arrolladora. Fieles a
sí mismos, no importa que se enfunden una chupa con tachuelas o un
traje de ejecutivo, pues la vestimenta queda en un segundo plano tras
su mirada de “killer”.
Las adolescentes ya no
quieren a esos chicos pulcros y saneados. Priman los rudos, de barbas
pobladas, que lucen biceps y tatuajes a partes iguales, desfilando
por las carpetas de instituto. Los artistas pop, ñoños en su arte,
juegan a aparentar tras camisetas de grupos duros (que probablemente
nunca en su vida escucharon) y complementos en forma de calavera.
Aquella chica, sentada en
la butaca del cine, se estremece viendo el torrente de ostias que
esta repartiendo Daniel Craig como el 007 más duro que se recuerda,
excitándose de sobremanera mientras este destroza sin piedad un
Armani en una lucha cuerpo a cuerpo, o mientras deja para el desguace
un Porche de último modelo en una persecución accidentada.
Aquella chica, contagiada
por la masculinidad del personaje, empieza a pensar como un varón,
más con las partes de abajo que con las de arriba, notando ardiente
su entrepierna, disimulando como puede un ardor incontenible.
Aún más. Ese grupillo
de gacelas deseando ser devoradas por escaparates, despilfarrando las
tarjetas de papá en búsqueda de las nuevas colecciones de las
marcas de postín, se ven obligadas a posar su vista en ese chico
solitario, sentado en un banco en posición desafiante, cigarrillo en
boca, borsalino en ristre, oculto tras unas RayBan Wayfarer, arropado
con una cazadora vaquera llena de parches y chapas, y con unos
pitillos que realzan su escuálido pero fibroso cuerpo, ignorándolas
por completo a ellas y a sus prendas de gala.
Imagen del perfecto
urbanita que, de la noche a la mañana, se convirtió por inercia en
el modelo perfecto.
Y todas y cada una de
estas chicas, bien adolescentes con sus hormonas en ebullición, bien
la chica de relaciones estables con su lado oscuro por liberar, o
bien el clan inspirado por Sexo en NY, yonquis tanto del sexo como de
la moda, ahondan en sus propias fantasías sexuales, unas
sorprendidas por su renovado apetito sexual, otras encantandas con el
mismo.
Todas tienen un lado
indomable que les arrastra hacia lo malo, lo prohibido, ese chute de
adrenalina en forma de deliciosa gominola, tan apetecible que es
prácticamente imposible de obviar.
La única duda es cuantas
veces se puede caer en él. Por lo demás, todo está ya inventado.
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