CRONICA BLUES & DECKER + RICHARD RAY FARRELL


BLUES & DECKER
RICHARD RAY FARRELL
Sala Acapulco (Gijón)
18 de noviembre 2012

Aunque no tenga una programación musical como la de años anteriores, el FICXixón aún deja noches interesantes, como la del domingo, en donde Blues & Decker y el neoyorquino Richard Ray Farrell llenaron de blues la sala Acapulco. 


No era ni el mejor día (un domingo) ni la mejor hora (ya pasada la medianoche) pero a Blues & Decker no pareció importarles mucho, pues con su debut discográfico recién salido del horno, cualquier ocasión es buena para tocar las piezas que han parido en directo. Al estar el show incluido en la programación del FICXixón mezclaron su repertorio, entrelazando con acierto y buen gusto algún track de su disco "Stealin´The Blues" con clásicos del blues y alguna que otra BSO para la ocasión. De su debut, sonaron arrolladoras "Till Down" o la elegante "Posology", y también "Shame, Shame, Shame" y "John The Revelator", dos revisiones de los clásicos de Jimmy Reed y de Son House respectivamente e incluidas en su plástico. 



En lo que respecta a las Bandas Sonoras, estuvieron sembrados en el "Baby Did A Bad Bad Thing" de Chris Isaak (incluido en el film Eyes Wide Shut) y en la preciosa "Strange Face Love" de Tito And Tarántula (que se puede escuchar en Desperado). 


Los 4 integrantes de Blues & Decker están de dulce. El vozarrón de Gustavo Pérez sonó imperial a lo largo de todo el concierto, Guzmán Lanza hilaba fino y se gustaba en los solos (es lo que tiene tener a un maestro en casa), y en la sección rítmica, el potente bajo de Kike Cuetos y la pegada de Ludwing Molina a la percusión llevaban en volandas al resto.
Blues & Decker son una realidad a tener en cuenta, y conviene no perdérselos en directo, donde se aprecia todo su potencial.


Pasaba ya de la 1:30 de la madrugada, por lo que la empresa no era fácil para Richard Ray Farrell, y más complicada se tornaba aún tras el arrollador concierto de los teloneros. Por suerte, el neoyorquino se ha visto en todas las situaciones posibles, pues desde que empezó a tocar por las calles de París en 1975 ha visto todo lo que un músico puede llegar a ver. No le importaba en absoluto que la afluencia del público bajará a medida que avanzaba la noche, pues tocaría para 5 personas solo por compartir su arte.  Pocos hombres quedan con un amor tan incondicional por el blues como el que le procesa este en cada show.


Salio este acompañado por una banda local, formada por Quique Gómez a la armónica (sensacional algún duelo con las armónicas con el propio Richard), y los hermanos Bárez al bajo y a las baquetas, sirviendoles estos un a base perfecta para que se pudiera desarrollar el blues tradicional y sincero de Richard, influenciado por leyendas como Buddy Guy o Muddy Waters, pero con un deje en la voz muy B.B.King. Crecían estas cual semillas por germinar, fluyendo con la soltura que ofrecen los años, para uso y disfrute de aquellos que saben apreciar su buen gusto. Un placer. 


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