ARTÍCULO SOCIEDAD / Bach En La Portada?

BACH EN LA PORTADA?

Si a uno le gusta Sonic Youth y a otro Mika, ¿significa que el primero es más culto y exigente que el segundo? ¿Podemos aplicar al pop-rock la diferencia entre cultura elitista y cultura de masas? ¿Quién define el rasero con el que medir cada productor musical: la crítica, las cifras de discos vendidos o los propios músicos? ¿Todo lo que llega a un público amplio es malo y sólo lo minoritario tiene calidad musical? Los sonidos que te gustan, ¿por qué te gustan? ¿Por imagen, como sensación creciente de unir tu destino al de los demás? ¿Refleja tu nivel cultural? ¿Es el gusto una construcción cultural o algo único, personalísimo?
 
Semejante escalera de preguntas (o una parecida) nació la otra noche cuando, empujada por la curiosidad y siendo casi virgen en el camino que conduce a la Clásica, acudí a ver al jovencísimo y flamante director de la Orquesta Nacional de España en acción, David Afkham. En el cartel estaban Schönberg, Wagner y Mahler, en las butacas, señores muy serios y señoras de abrigos largos y laca a lo Robert Smith. Cuando sucedían intermedios entre las pequeñas y dinámicas piezas que abrieron la velada, el público aprovechaba para toser (invierno y ciclo sinfónico: aceite y agua). Había que ser muy exigente con la propia atención. Pero merecía la pena para descubrir breves caminos donde luz y oscuridad dibujan colores hermosos, atmósferas de euforia, no existían prisiones futiles: libertad y felicidad parecían tan cerca la una de la otra como si la luz de la razón fuera el canon y/o el rasero único con el que medirlo todo. También el placer. Y recordé algunas cosas que había leído en los libros de Alex Ross sobre Schönberg....Ross, ese crítico que te habla tanto de Radiohead como de Mahler, y que explica la cultura de cada país a través de la música en la que es dominante. Italia, la ópera; Alemania, la clásica; Inglaterra/EEUU, el pop-rock.

¿Fueron horas de más profundidad que las empleadas en el concierto de, por ejemplo, Stephen Malkmus, exPavement? No. Definitivamente, no. Fueron sensaciones similares: estar ante obras de seres humanos que asumen o asumieron riesgos, invitaciones a vivir en la intemperie, a pensar fuera de las convenciones.  

Beatriz G.Aranda
Directora de la revista Rolling Stone

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