CRÓNICA CONCIERTOS / Siena Root

SIENA ROOT
Sala Acapulco (Gijón)
Jueves 19 de marzo 2015

Siena Root, o como rendir homenaje a los más grandes del rock de los 60 y 70 sin perder un ápice de autenticidad.

TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río


Aunque todo se tuerza a nuestro alrededor, aunque nada salga como habíamos planeado, siempre hay una vía de escape infalible: la música. Y en esas ocasiones en las que uno necesita esconderse del mundo cuando este no le guste, los conciertos son una de las mejores soluciones, y más si se trata de shows como el de Siena Root, un viaje lisérgico que nos puede llevar tan lejos como nuestra mente nos permita.



Los constantes cambios en la formación (el núcleo del grupo lo forman la base rítmico, ósea, el bajista Sam Riffer y el batería Love Forsberg, quienes ejercen de satélite al que se unen diversos músicos dependiendo de las exigencias de la banda) hacen que cada concierto sea diferente.


Sam y Love salieron a escena acompañados por el organista Erik Petterson, el guitarrista Matte Gustavsson y el vocalista Jonas Åhlen. El quinteto arremete con “Between The Lines”, perteneciente a su sexto y último disco de estudio, “Pioneers”, del que también interpretarían “Root Rock Pioneers”, un artefacto sonoro que nos recuerda escandalosamente a una de sus claras influencias: Deep Purple. Y mucha culpa la tiene Erik, que se muestra hiperactivo desde su Hohner Clavinet, entrando al trapo y fomentando el pique con los otros instrumentos a la menor ocasión, enfrascándose en largas y densas improvisaciones. Duelos con el guitarrista Gustavsson, o con el batería Love, que desembocan en jams que nos hacen retroceder en el tiempo 4 ó 5 décadas atrás.


También de su último largo suena “Spiral Trip”, en donde la voz de Jonas nos recuerda a bandas de stoner rock como sus compatriotas Spiritual Beggars. Pero lo imprevisible de un concierto de Siena Root hace que nos movamos constantemente de escenario. Con “Bhimpalasi” (sin el Sitar, pero con el espíritu del Santana de Woodstock presente) viajamos a la India; y con “Waiting For The Sun” o “In My Kitchen” (unas gotitas de The Doors) a la costa Californiana. Profundizando en su setlist, están presentes el hardrock, el blues rock, el jazz o el stoner, todo aderezado por unos polvos psicodélicos que nos mantienen en un viaje de ácido constante.

Toda una experiencia que, más que describirla, hay que vivirla. Y si puede ser en una sala, mejor.

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