LITERATURA / George Orwell

GEORGE ORWELL
1984


"No creo que la sociedad que he descrito en 1984 necesariamente llegue a ser una realidad, pero sí creo que puede llegar a existir algo parecido". Estas eran las palabras de George Orwell tras publicar en 1948 una de sus obras más emblemáticas, lo que por aquel entonces parecía ciencia ficción y que se ha convertido en un retrato magistral de nuestro tiempo. Más que una profecía, una advertencia. 

La telepantalla recibía y transmitía al mismo tiempo. Era capaz de captar cualquier sonido que hiciera Winston por encima de un susurro muy bajo; es más, mientras estuviera en el campo de visión dominado por la placa metálica podrían verle y oírle. Por supuesto, era imposible saber si te estaban observando o no en un momento dado. Con qué frecuencia o con qué sistema la Policía del Pensamiento encendía la placa de cada cual eran puras conjeturas. Incluso era concebible que vigilaran a la vez a todo el mundo. Pero en cualquier caso podrían conectarse contigo cuando quisieran. Tenías que vivir -y la costumbre acababa por convertirlo en un instinto- dando por sentado que escuchaban hasta el último sonido que hacías y que, excepto en la oscuridad, observaban todos tus movimientos. 
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Incluso los nombres de los cuatro Ministerios que nos gobiernan exhiben con descaro esa tergiversación intencionada de la verdad. El Ministerio de la Paz promueve la guerra; el Ministerio de la Verdad miente; el Ministerio del Amor tortura; y el Ministerio de la Abundancia favorece el hambre. Dichas contradicciones no son casuales ni el resultado de una vulgar hipocresía: son ejercicios premeditados de doblepiensa. Pues el poder solo puede conservarse de manera indefinida mediante la reconciliación de las contradicciones. De ninguna manera es posible romper el antiguo círculo vicioso. Si se quiere impedir para siempre la igualdad humana -si la clase alta, como suele llamársela, ha de conservar su sitio para siempre-, la condición mental predominante debe ser una demencia controlada. 

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¿Empiezas a ver ahora el mundo que estamos creando? Es justo lo contrario de las bobas utopías hedonistas que imaginaron los antiguos reformistas. Un mundo de miedo, traición y torturas, en el que pisoteas y te pisotean, y que se volverá más despiadado a medida que vaya refinándose. En nuestro mundo, el progreso será un progreso hacia el dolor. Las civilizaciones antiguas decían estar basadas en el amor o la justicia. La nuestra se funda en el odio. En nuestro mundo no habrá más emociones que el miedo, la rabia, el triunfo y la degradación. Destruiremos todo lo demás....todo. Ya hemos empezado a destruir las formas de pensar que han sobrevivido a la Revolución. 

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