LITERATURA / Nick Hornby

NICK HORNBY
Alta Fidelidad


Con su primera novela (“Alta Fidelidad"Nick Hornby captura con sencillez las complicadas crisis que puede sufrir un adulto de treinta años. Humillaciones amorosas con las que podemos sentirnos identificados, pero narradas con mucho sentido del humor. Tanto humor como música se escucha en sus páginas. Un libro Pop que se lee y se escucha y que alcanzó categoría de culto gracias al éxito de su adaptación a la gran pantalla. 

Hay canciones que he escuchado por término medio al menos una vez por semana (trescientas veces el primer mes, y después de vez en cuando), desde que tenía dieciséis, diecinueve o veintiún años. ¿Cómo no va a dejarte eso magullado por algún sitio? ¿Cómo no te va a convertir eso en una persona fácilmente rompible en mil trocitos, cuando tu primer amor se va al garete? ¿Qué fue primero: la música o la tristeza? ¿Me dio por escuchar música porque estaba triste? ¿O es que estaba triste porque escuchaba música? ¿No te convierten todos esos discos en una persona de tendencia melancólica? Hay quien se preocupa, y mucho, de que los niños pequeños jueguen con armas de fuego, de que los adolescentes vean vídeos en los que la violencia es moneda corriente; nos da miedo que esa especia de cultura de la violencia termine por tragárselos como si tal cosa. A nadie le preocupa en cambio que los niños escuche miles, literalmente miles de canciones que tratan siempre de corazones destrozados, de rechazos y abandonos, de dolor, triste, pérdida. Las personas más desgraciadas que yo he conocido, romáticamente hablando, son las que tienen un desarrollado gusto por la música pop. 
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Mi genio, si se puede decir así, consiste en combinar un montón de cualidades medias en una presentación compacta. Yo diría que hay millones de tíos como yo, pero en realidad no creo que sean tantos; muchos tíos tienen un gusto musical impecable, pero luego resulta que no leen; muchos tíos sí que leen, pero es innegable que tiran a gordos; muchos tíos simpatizan con la causa del feminismo, pero llevan una barba estúpida; muchos tíos tienen un sentido del humor digno del mejor Woody Allen, pero es que además son clavados a Woody Allen. Muchos tíos beben demasiado, muchos tíos hacen el idiota cuando conducen sus coches o sus motos, muchos tíos tienden a meterse en peleas o se las dan de tener dinero por un tubo o toman drogas. Yo la verdad es que no peco de nada de eso; si se me dan bien las mujeres no es por las virtudes que tengo, sino por las sombras que no tengo. 

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Dicho de otro modo, él está casado, cosa que da miedo de por sí, y lleva una de esas llaves de coche que uno agita con total confianza en sí mismo, de manera que obviamente debe de tener, no sé, un BMW, un Batmóvil o algo así de flipante, y tiene además un trabajo que le obliga a llevar traje y corbata. (...) ¿Me gustaría ser como él? No, en realidad no lo creo. Pero descubro que vuelve a preocuparme todo ese rollo de la música pop, si será que me gusta porque soy infeliz o si soy infeliz porque me gusta. Me vendría bien saber si alguna vez él ha estado sentado en un sillón y rodeado por miles y miles de canciones que tratan (...) de amor. (...) Son gente, se les ve en la cara, que nunca han tenido tiempo de oír siquiera la cara A de los Grandes Éxitos de Al Green (...); deben de estar demasiado ajetreados fijando los tipos de interés e intentando alcanzar la paz en la antigua Yugoslavia, y no les queda tiempo, claro, para oír "Sha La La (Make Me Happy)". 

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