CRÓNICA CONCIERTOS / The Electric Alley

THE ELECTRIC ALLEY
Factoría Cultural (Avilés)
Viernes 31 de enero de 2020
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Me lo comentó hace unos meses una chica de A Coruña: "Ey Jon, tienes que escuchar a estos tipos". Por aquel entonces desconocía la existencia de The Electric Alley, una banda gaditana en activo desde hace siete añitos y con tres discos ya a sus espaldas. 

Tras escuchar sus discos -y lo jodidamente bien que suenan en ellos-, y advertidos como estábamos de que su directos estaban a su altura, no había mucho margen para que los de Cádiz nos sorprendiesen. Quizás por eso su show de anoche a muchos no nos cogió con el pie cambiado. Lo que sí que tengo claro es que, de acudir al concierto sin referencias previas, estos tipos me hubiesen dejado flipando. 



Justo antes de empezar el concierto, debatía amistosamente con un músico de la escena asturiana sobre la fiebre que hay con las bandas tributo, y sobre la importancia que tiene a día de hoy que grupos como The Electric Alley defiendan su propia propuesta, sus propias canciones, y la diferencia abismal que hay cuando te aplauden por tus propias composiciones o por tocar lo mejor que puedas canciones ajenas. Esa misma noche tocaba precisamente una banda tributo a Led Zeppelin en Gijón, pero a mí personalmente me parecía muchísimo más interesante el plan que nos ocupa. 



El cuarteto (formado por Jaime Moreno a la voz y a la guitarra, Nando Perfumo a la guitarra solista, Sergio Reyes al bajo y Rafa Benitez a la batería) más que beber, abreva del Hard Rock y del Southern Rock, por lo que a nadie le extrañó que por el techo de la Factoría Cultural sobrevolasen cuervos negros. Pero no solo los Black Crowes (o su versión contemporánea: Blackberry Smoke) están entre sus posibles influencias: también totems como Led Zeppelin -cuando les da por Bluesear- o los Guns And Roses -cuando asoma indomable su lado más sleazy-.


"Esta es la primera vez que estamos en Avilés, y además nuestro primer concierto del año. Bueno, dimos uno en Cádiz pero ese no cuenta por ser en casa y entre amigos". nos informaba Javi en los comienzos. Y es que eso de cruzarte la península para enfrentarte ante caras nuevas siempre es un reto. Por eso arrancaron a tope con "Wildfire", perteneciente a su último trabajo, "Turning Wheels", del que tocaron casi todas, aunque su repertorio estuviese estudiado para rescatar también algunas favoritas de sus dos primeros discos. 




Electrizantes trallazos como "No Control" (su primer gran hit), "Last Letter""Free My Soul" o "Get Electrified!" (que da título a su segundo largo).

Sin embargo, y esto es cuestión de gustos, para mí cuando más brillan es cuando ejecutan esos medios tiempos marca de la casa como "Can We Have Some Love Between Us?" o "Rusty", esta última fusionada a modo de medley con el archiconocido"Wicked Game" del californiano Chris Isaak. 



Bastaba con escuchar "Goodbye", canción elegida para la despedida (¿cual si no?), con esos ramalazos Gospel, para apreciar la clase y el talento que atesoran estos tipos, muy por encima de la media del Rock facturado en nuestro país. 

Por eso no deja de sorprender que los festivales del país, en vez de meter tanto relleno en sus carteles, no metan más bandas como esta. Dicho queda. 

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