LITERATURA / Stephen King

STEPHEN KING
Carrie

A la primera fue la vencida para Stephen King, que en 1974 comenzó con "Carrie" una fulgurante y prolífica carrera como escritor que le ha llevado a vender más de 350 millones de libros en todo el planeta. La historia, llevada al cine con éxito, es conocida por todos: una joven que parece la típica mosquita muerta que nunca rompió un plato, se transforma por una serie de sucesos desagradables, en una ser de poderes anormales con sed de venganza.  

Baile de gala de Fin de Curso. Vestido Azul. Las flores para prender en el traje permanecerán toda la tarde en el frigorífico. Tommy con un esmoquin blanco, faja en la cintura, pantalones y zapatos negros. Padres que toman fotos junto al sofá de la sala con sus deslumbrantes Kodak y sus impresionantes Polaroid. Papel crepé que oculta las vigas del gimnasio. Dos orquestas: una de rock y otra melancólica. Que no se presenten las de segunda fila. "Sustitutas", por favor, no se acerquen. Sólo para candidatos al Club de Campo y futuros residentes de Kleen Korners. Finalmente brotaron las lágrimas y se puso a correr. 
.........

- Carrie ha vuelto.
- Sí, tienes razón. 
Todas las puertas del vestíbulo se cerraron de un golpe. Sonaron como manos que se golpean. Alguien en el fondo dio un grito y eso desencadenó la fuga precipitada. Todo el mundo corrió desordenadamente hacia las puertas. Yo me quedé allí sola, inmóvil, sin poder dar crédito a mis ojos. Y, cuando miré, un momento antes de que llegaran los primeros y comenzaran a empujar, vi a Carrie mirar hacia adentro, con el rostro manchado, como un indio pintado para la guerra. 
Estaba sonriendo. 
Empujaban las puertas, las golpeaban, pero no se movían. (...) Y esas puertas jamás habían estado cerradas. (...) Todos chillaban y se escurrían como ganado. (...) Les gritaban que salieran por la puerta de emergencia de la parte de atrás. Algunos lo hicieron. Ésos fueron los únicos que sobrevivieron. 

.........

Y de pronto vio con claridad. Se apoderó de ella la conciencia de que había sido cruelmente burlada y un horrible grito sin ruido 
       (me están MIRANDO)
luchó por salir de su garganta. (...) Su único pensamiento era correr, salir de la luz, dejar que se la tragaran las tinieblas y la ocultaran. 
Pero era como tratar de correr con el agua hasta la cintura. Su mente traidora había retardado el tiempo y parecía que todo se arrastraba, como si Dios hubiese cambiado la velocidad de la escena de 78 revoluciones a 33 1/3. Incluso la risa parecía tener un sonido más profundo y se había reducido a un rumor sordo, lento y siniestro. 

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