LITERATURA / Pierre Lemaitre
PIERRE LEMAITRE
Vestido de novia
Sophie Duguet no entiende qué le sucede: pierde objetos, olvida situaciones, es detenida en un supermercado por pequeños robos que no recuerda haber cometido. Y los cadáveres comienzan a acumularse a su alrededor..., y hasta aquí podemos leer, porque este thriller de Pierre Lemaitre esconde sorpresas a la vuelta de cada página. "Vestido de novia" ha sido traducida en más de 22 países y adaptada como serie de televisión. Guste más o guste menos, la trama te atrapa y no te suelta hasta el final.
Los engranajes de la cabeza se le han vuelto a poner en marcha. Con sus huecos, sus carencias, sus vacíos, sus ineptitudes... Mientras aprieta el paso camino de casa, le asaltan imágenes desordenadas: el coche de Vincent estampado contra un árbol y luces giratorias parpadeando en la noche, su reloj en el fondo del joyero, el cuerpo de la señora Duguet rodando por la escalera, los alaridos de la alarma de la casa en plena noche... Las imágenes se van sucediendo en una dirección y luego en la contraria, imágenes nuevas y antiguas. La maquinaria del vértigo reanuda su movimiento perpetuo.
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Si pudiera, gritaría, pero curiosamente siente algo que en el futuro se repetirá a menudo, algo muy raro, casi reconfortante, como en lo más recóndito de los grandes miedos de la infancia, cuando de la angustia más profunda emerge la tenue pero firme certeza de que todo lo que pasa no es tan real, de que más allá del miedo hay una protección, ahí, en alguna parte, de que algo desconocido nos protege... La imagen de su padre aparece un breve instante y desaparece.
Reflejo mágico.
Sophie sabe perfectamente en su fuero interno que es sólo un truco muy infantil para tranquilizarse.
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Desde que mamá se murió he tenido toda clase de sueños, pero con frecuencia se trata de escenas reales que se me habían quedado grabadas en la cabeza hace tiempo. Siempre me asombra la precisión fotográfica de esos recuerdos. En alguna parte de la mente tengo un proyeccionista loco.
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Es una casa muy antigua y hay que hacer bastantes reformas. ¡Pero no era en eso ni mucho menos en lo que estaban pensando mis tortolitos! Sophie estaba de pie contra el fregadero, con la falda subida hasta las caderas; y Vincent, con los pantalones caídos en los tobillos, se la follaba con mucha dedicación. Está visto que el luto por la madre no ha dejado al chico completamente sin recursos. (...) Le había rodeado a su marido el cuello con los brazos, como si llevase una cesta, estaba de puntillas, cerraba los ojos y notaba un placer tan intenso que la transfiguraba. Un rostro de mujer hermoso, muy pálido y tenso, volcado todo él hacia dentro, como una durmiente.... (...) Pude sacar unas cuantas fotos bastante logradas. Los vaivenes pintorescos del imbécil se hicieron más rápidos, las nalgas blancas se apretaban cada vez más deprisa y cada vez más fuerte. La cara de Sophie me dijo que estaba a punto de gozar. Abrió mucho la boca, se le dilataron los ojos y se alzó de pronto un grito muy fuerte. Era espléndido, exactamente lo que quiero volver a ver en ella el día en que la mate.
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