CRÓNICA KADAVAR + THE PICTUREBOOKS

KADAVAR + THE PICTUREBOOKS
Sala Acapulco (Gijón)
28 de octubre 2014

No es un martes el mejor día para un concierto (media entrada en la Acapulco), pero el cartel bien merecía un esfuerzo. Sin embargo, el martes 28 de octubre será recordado como el día en que Kadavar incendió Gijón. 



Y para más inri, no venían solos. Ejerciendo de teloneros estaban The Picturebooks, dúo formado por Fynn Claus Grabke (voz y guitarra) y Phillipp Mirtschink. Seguramente Meg y Jack White no fuesen los que inventaron la formula, pero sí los encargados de popularizarla a nivel mundial.  Dúos eléctricos de sucio y grasiento blues-rock. Cuando The White Stripes lo dejaron, The Black Keys supieron ocupar su sitio en el Olimpo, y con ello fomentaron que bandas como esta tengan un mayor tirón, y sobre todo, mayor reconocimiento. 



Pero The Picturebooks están hechos de otra pasta, y comparar a estas dos bestias pardas que parecen salidos de las cumbres más inhóspitas del planeta con cualquiera de los dos combos anteriormente citados sería un error. A no ser que la  comparación vaya seguida de algún término vinculado con la magia negra o los ritos satánicos. The Picturebooks transmiten por su contundencia (en mayor parte gracias a la manera de aporrear la batería de Phillipp) aunque sean capaces de dejarse caer por terrenos más folk rock ("PCH Diamond" recuerda a los Black Rebel Motorcycle Club más polvorientos) o blues (tanto a favor de su compañero Fynn Claus). Darán que hablar. 



La aparición de Kadavar en el universo rock fue por sorpresa y a lo grande. Algo parecido a lo que hicieron los australianos Wolfmother con su disco de debut, aunque estos con un impacto mucho mayor. Pero este power-trio berlinés formado por Lupus Lindemann (voz y guitarra), Mammut (bajo) y Tiger (batería) no tiene nada que envidiar a nadie, y destacan en cada uno de los festivales a los que van, comiéndose a cualquier cabeza de cartel que esté presente, acaparando las mejores críticas posibles. 

Y con esta buena fama se presentaron en Gijón para presentar su último disco, grabado en directo (“Live In Antwerp”) en este 2014. Disco en el que se pueda palpar la calidad del grupo en vivo, pero que no hace ni mucho menos justicia a la experiencia de verles en directo. La precisión y la eficacia alemana al servicio de los mejores sonidos de los 70 procedentes del Reino Unido: desde el blues rock psicodélico de Led Zeppelin al stoner rock oscuro y machacón de Black Sabbath. Una maquinaria perfectamente engrasada que desde el minuto 1 hasta el 90 (hora y media duró su show) no da tregua. 



Solo descansan para hacer reverencias con la cabeza a un público entregado, y agradecer sinceramente el apoyo. Lindemann, encargado de hablar, habló lo justo. En una ocasión, para introducir el que será uno de los temas que se incluirán en su nuevo disco (un artefacto sonoro llamado “Into The Night” que con la primera escucha ya da la sensación de ser de lo mejor que han parido) y para despedirse con el broche perfecto que supuso “All Our Thoughts” (“Nos vamos. Esta es la canción por la que estabais todos esperando”). Aún siendo su tema fetiche y quizás el más popular del repertorio, creo que todos disfrutamos al máximo cada tema del repertorio. Imprescindibles de su debut homónimo como “Creature Of The Demon”, “Black Sun” (la favorita del que esto escribe) o ese viaje de ácido llamado “Purple Sage”, y de su segundo largo, como “Doomsday Machine” o “Liquid Dream” (encargada en esta ocasión de abrir fuego). 



Lindemann, Tiger y Mammut se entienden y se compenetran a la perfección, y eso se palpa en la sobriedad con la que tocan. No hay comunicación ni verbal ni visual entre ellos y es complicado encontrar un desliz en sus respectivas ejecuciones. Suenan compactos, salvajes, abrasivos, atmosféricos. Y cuando aprietan, lo hacen con tanta fuerza y contundencia que abruman, y uno es perfectamente consciente de lo que está viviendo, y de que es muy probable que tarde en ver algo similar en un tiempo. Kadavar te obligan a estar alerta, con tus sentidos agudizados para disfrutar al máximo de la experiencia, sometiéndote así a unas sacudidas eléctricas que te recorrerán el cuerpo cada vez que recuerdes su puesta en escena. “Danke Jungs” por este concierto memorable. 

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