CRÓNICA CONCIERTOS / Berri Txarrak
BERRI TXARRAK + MISIVA
Sala Estilo (Oviedo)
Viernes 10 de abril 2015
Cuando entro por
primera vez en una sala intento hacerme al sitio. A la infraestructura, a la
atmosfera, y sobre todo, al sonido. La Sala Estilo de Oviedo es grande y
permite una buena visibilidad del escenario desde cualquier posición, pero el
sonido no estuvo a la altura de las circunstancias. No hubo “Sold Out” como en
los anteriores bolos de la gira pero sí hay una buena entrada para lo que es la
escena asturiana.
Los asturianos
Misiva, quienes venían presentando su tercer largo, “Invencibles”, fueron los
encargados de ir caldeando el ambiente, algo que fueron consiguiendo poco a
poco a base de pildorazos de hardcore melódico cantado en asturiano, algo que
llenó de orgullo a sus compañeros de escenario, quienes hicieron mención al mérito
que tiene no renunciar a tu lengua a la hora de difundir tu mensaje. Enérgicos y con una buena puesta en escena, los de Grado se dejaron la piel y ejercieron de perfectos teloneros.
Berri Txarrak
siguen celebrando sus 20 años como banda como más les gusta: en la carretera.
Los navarros se han impuesto a las trabas lingüísticas evidentes, y también a
las modas y los estilos que fueron evolucionando con el paso del tiempo. A su
ritmo, constantes y con una personalidad patente, Berri Txarrak han ido
reuniendo una colonia de fieles fans en cada rincón del planeta.
Eligieron como
primer fogonazo “Lanbroan”, encargada también de abrir su último trabajo, ese triple
disco que reúne 20 canciones por sus 20 años de trayectoria y que bautizaron
como “Denbora da Poligrafo Bakarra” (“El Tiempo Es El Único Polígrafo”). Los
amplis escupen ese sonido marca de la casa (ahí está esa sensación de que en
vez de un trío está tocando todo un ejército sobre el escenario). Atronador,
sí, pero poco nítido en los inicios.
Cuando Gorka Urbizu (voz
y guitarra), Galder Izagirre (batería) y David González (bajo) empiezan a empastar funcionan como una bola de demolición. Sin embargo, las nuevas
canciones no acaban de impresionar, excepto esa incursión en las melodías pop
que supone la contagiosa “Lemak”. Por eso, clásicos de su repertorio como
“Jaio.Musika.Hil”, los explosivos “Folklore” y “FAQ”, o la aclamada “Oreka” funcionan como un chute para un
público ansioso de venirse arriba.
Y casi sin darnos cuenta, el concierto pasa como un suspiro y estamos en los bises, aunque todavía falte alguna que otra bala en la recamara. Es el caso de “Stereo”, y del esperado (y
previsible) broche final con “Denak Ez Du Balio”, himno diseñado para echar el resto
y quemar las naves.
Quizás no fue su
mejor show, y aún así, Berri Txarrak aúnan argumentos de sobra para demostrar
el porqué su directo es uno de los más contundentes del panorama nacional.
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