CRÓNICA CONCIERTOS / Julián Maeso
JULIÁN MAESO
Auditorio Municipal (Ribadeo)
Jueves 8 de diciembre de 2016
Julián Maeso. Me suena su nombre un montón. Que no le extrañe, pues este artista toledano, maestro del Hammond
pero también a las 6 cuerdas (aunque él, tirando de modestia, se considere más
bien mediocre), ha militado en The Blackbirds, The Sunday Drivers, Speaklow,
The Sweet Vandals o Aurora & The Betrayers, y ha acompañado en giras a
M-Clan y Quique González.
Eso lo explica todo. Pero, ¿tan bueno es? Es incluso mejor de lo que se piensa. Si su hoja de ruta no es suficiente, sus
directos hablan por sí solos: un torbellino de Soul, Funky, Rock, Gospel o Folk
sin parangón en nuestras fronteras.
Un todoterreno vaya. Y un perfecto director de orquesta, capaz de guiar sobre las tablas a
una banda de músicos de contrastada calidad como Paco Bastante al bajo, Mario
Carrión a la batería, Erin Corine a los coros (y a la flauta, pandereta y teclados),
y Paco Rivas a la guitarra, todos y cada uno de ellos pendientes de ejecutar lo
que haga falta al mínimo gesto de Julián.
Vaya, se me está haciendo la boca agua. Pues perfectamente podría usted haber ido, pues la platea estaba
medio vacía. Además, cabe mencionar que la audiencia tuvo un comportamiento
ejemplar, con un silencio respetuoso con los músicos, algo que cabe reseñar en
los tiempos que corren pues no es precisamente lo habitual. En esa sensación de
confort arrancaron a ralentí Maeso y compañía con “The Road Less Travelled”, perteneciente a su último trabajo, "Somewhere Somehow", recién salido del horno, y del que tocaron todas y cada una de las canciones. Fue una manera de tantear el ambiente, un poco frío y desangelado, cantando eso de “Take my hand, don´t be afraid”, una invitación a dejarse llevar
por lo que vendría, que sería mucho y bueno.
Pues a mí un pajarito me dijo que el concierto se
le hizo algo. Dijo Maeso en una entrevista: “no quiero hacer música para eruditos”.
Con esto no digo que su infiltrado lo sea, pero uno tiene que asistir a los
conciertos sabiendo cual es la propuesta del artista que va a ver. Y Julián
Maeso y su banda son indomables: con “Leave It In Time” la nave carga motores y
despega a toda velocidad; “Someday Maybe Someday” tiene toda la potencia del Hard
Rock; “Before They Leave” es Jazz nocturno de calles desiertas gobernadas por
farolas; “It´s Been A Hard Day” es una postal folky y campestre; y “No Earthly
Paradise” un brebaje delicioso elaborado con mimo y con todos los ingredientes
disponibles. ¿Le parece poco?
No, no. No se me enfade. A mí lo que me dijeron. No
me ha dicho nada de los bises, no me diga que los muy sosos no volvieron al
escenario. No me ha dado tiempo a acabar. Los hubo,
y muy generosos. Salió Julián solo a darse un antojo, y recordar sus inicios al
piano en una improvisación que desvarió un poco pero que sirvió de entradilla a
los músicos, que se unieron justo a tiempo para acompañarle en la psicodélica “It
Can´t Be True”. El Soul Rock de “Hanging On A Wire” nos sacó del estado de
ensoñación, y el ritmo contagioso de “You Gotta” sirvió para cerrar el recital
de forma apropiada.
Está bien, lo reconozco, me ha convencido. Me alegro. Julián Maeso es capaz de levantar polvo sin ensuciarse lo
más mínimo la vestimenta. Pura clase. Créame, quedará satisfecho.
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