CRÓNICA CONCIERTOS / Rockin´Gijón Weekender 2019
ROCKIN´GIJÓN WEEKENDER`19
Camping De Deva (Gijón)
12 de octubre de 2019
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TEXTO y FOTOS: Jonathan Pérez del Río
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Este pasado sábado acudimos al Camping de Deva (Gijón) para comprobar de primera mano, in situ, la salud de la que goza el Rockin' Gijón Weekender, que el pasado año sopló velas por su décimo aniversario, y que por lo que vimos en esta undécima edición, le sobran energías para celebrar otra década más.
La noche del sábado se encargó de abrirla el saxofonista británico Ray Gelato, impoluto tanto en la vestimenta (traje de la vieja escuela: negro brillante, sin arrugas y con hombreras anchas) como en la ejecución (con ese Swing que no renuncia ni a los ritmos Boogie ni a la esencia del R&B ni al nervio del Rock&Roll). Gelato comanda y dirige una formación de cuarteto (los bautizados como The Enforces), esta vez sin vientos, con contrabajo, batería y teclados, además, claro está, de su saxo y su voz. Voz de alma crooner, con la mente en Sinatra o Dean Martin, tomándoselo, eso sí, más a la ligera: menos sobrio y más pícaro. Como sus shows.
No todos los días se tiene la oportunidad de ver a una banda de Western Swing. The Boot Heel Playboys rindieron homenaje a figuras como Bob Wells, Tex Williams o Space Cooley, con todo lo que eso conlleva: música que nos transporta inevitablemente a Texas o Oklahoma, a los ranchos o a las fiestas de los graneros; música que nos transporta inevitablemente al suroeste americano de los años 30. Nueve tipos sobre las tablas equipados con steel guitar, violines, guitarras, trompetas, contrabajo, teclados y batería, destilando Bluegrass, Outlaw Country o Americana, de buen gusto, sí, y bien tocado, también, pero a que esas horas nos apalancó un poco.
Para que la noche no decayese era necesario un buen chute, y Sugar Daddy And The Cereal Killers fueron el mejor remedio. El combo italiano salió a morder (a las 2:30 de la madrugada no queda otra que ir sin miramientos) y dieron el bolo de la noche, muy por encima de mis expectativas, que ya eran altas de por sí tras escuchar alguno de sus pildorazos (véase "Voodoo Girl"). Sabedores de su potencial, Sugar Daddy y sus secuaces atacaron al adormecido público (bien con artefactos sonoros de cosecha propia, bien con acertadas versiones como el "King Kong" de Big T. Tyler) hasta zarandearlo a base de frenético R&B, ese que tan pronto recurre al Elvis más torrencial como al Jump Blues de las Big Bands más huracanadas. Si puedes, hazte un favor y vete a verles, aunque a tus caderas les pase factura.
Aunque algunos se empeñen en matarlo, el Rock And Roll no va a morir nunca, ni disparándole a quemarropa a la cabeza. Puede andar más o menos renqueante, pero en cualquier rincón del planeta habrá propuestas como el Rockin' Gijón Weekender, para recordárnoslo. Y afortunados los presentes que lo disfruten.
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