LITERATURA / Yann Martel

YANN MARTEL
Vida de Pi

Yann Martel es un hombre de mundo: nació en España pero pasó su infancia en Francia, México o Alaska; pasó temporadas en Irán, Turquía o la India. Y fue precisamente en la India donde se topó con alguien que le inspiró para la "Vida de Pi", una novela con un éxito abrumador y que fue llevada a la gran pantalla por Ang Lee en el 2012. Cada página ofrece tensión y tensión, y a medida que avanzas las sorpresas vienen una detrás de otra. Normal que obtuviese el premio Booker en 2002.

- Para tu padre y para mí, este fervor religioso es un misterio. 
- Es que es un Misterio. 
- Bueno, no lo decía en ese sentido. Escúchame, cariño, si quieres ser religioso, tendrás que decidir si quieres ser hindú, cristiano o musulmán. (...)
- Es que no entiendo por qué no puedo ser las tres cosas. Mamaji tiene dos pasaportes. Es indio y francés. ¿Por qué no puedo ser hindú, cristiano y musulmán?
- No tiene nada que ver. Francia e India son naciones en la tierra. 
- ¿Y cuántas naciones hay en el cielo?
Tardó un poco en responder. 
- Una. Ahí está. Una nación, un pasaporte. 
- ¿Qué sólo hay una nación en el cielo?
- Sí, o ninguna. Ésa es otra opción, sabes. (...)
- Si sólo hay una nación en el cielo, todos los pasaportes deberían ser válidos, ¿no?
Se le nubló la cara de incertidumbre. 

.........

Quisiera decir algunas palabras acerca del miedo. Es el único y auténtico adversario de la vida. Sólo el miedo puede vencer a la vida. Es un contendiente traicionera y perspicaz, y bien que lo sé. Carece de decoro, no respeta ninguna ley, ningún principio. Te ataca el punto más débil, que siempre reconoce con una facilidad infalible. Empieza con la mente, siempre. Estás tranquilo, sereno y feliz y al poco rato el miedo, ataviado con la vestimenta de duda afable, se te cuela en la mente como un espía. La duda se encara con la incredulidad y la incredulidad trata de expulsarla. (...)
Es una cuestión difícil de plasmar con palabras. Pues el miedo, el miedo de verdad, el que te sacude hasta los cimientos, el que sientes cuando te encuentras cara a cara con la muerte, te corroe la memoria como la gangrena. (...) Porque si no te enfrentas a él, si tu miedo se vuelve una oscuridad muda que evitas, quizás hasta olvides, te expones a nuevos ataques de miedo porque nunca trataste de combatir el adversario que te venció. 

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