CRÓNICA CONCIERTOS / Marlango
Dos décadas de carrera y más de tres mil conciertos a sus espaldas en diecisiete países diferentes, toda una hoja de ruta para llegar ayer a Ribadeo, localidad que siempre les pillaba de paso, pero que ayer sí, por fin, les hizo detenerse para abrir una nueva edición del Festival de Jazz y Blues de la ciudad.
Las primeras veces siempre son especiales, y Alejandro Pelayo y Leonor Watling seguro que tenían ese puntito de motivación extra por querer agradar a todos los que les veían por primera vez en directo, como es el caso precisamente del aquí firmante.
Marlango es un proyecto con muchas capas diferentes. Su propuesta -a caballo entre el pop romántico y el jazz más suave-, bebe tanto de Norah Jones como de Ella Fitzgerald, pero donde se aprecia su eclecticismo es en el ramillete de versiones que interpretan: tan pronto recurren a una copla andaluza (“¡Ay pena, penita, pena!” de Quintero, León y Quiroga) como a una habanera (el estándar “Veinte años” mil y una veces versionado –yo, de quedarme con una, me quedo con la de Omara Portuondo-) o a clásicos más contemporáneos (el “Creep” de Radiohead –uno de los momentos de la velada-, el “Copenhague” de sus colegas Vetusta Morla, o la “Semilla negra” de los hermanos Auserón).
Comentó Alejandro que algunas de estas composiciones deberían estar en un museo de la música, expuestas como "el Jardín de las delicias" o el "Guernica". “La música cumple su función aunque uno se resista” añadió Alejandro, que estuvo tan inspirado a las teclas como en su discurso entre canciones. Divagaciones en las que nos habló de cómo el tiempo y la hora pueden influir en un concierto (en el aquí y el ahora) y con las que consiguió que el público estuviese comiendo de su mano, dispuesto a hacer las voces en otro clásico popular del pop español como el “Insurrección”. También estuvo inspirada Leonor -cantante y actriz, actriz y cantante-, quien, sabedora de sus posibilidades, lleva estas versiones a su terreno imprimiéndoles su propio sello.
Pero no todo iban a ser versiones. Antes y durante, Marlango entrelazaron cancionero con su propia firma: tanto en español como en inglés. “Dame la razón” –encargada de abrir el show-, “Hold me tight”, “Vete”, “Dinero” o la preciosa “La cruda”, esta última una pieza compuesta durante el confinamiento y que viene a ser un homenaje al compositor mexicano José Alfredo Jiménez, al que volverían a recurrir con “El último trago”, perfecta para poner el cierre.
Cuando se suben a un escenario, Marlango ponen “Fuerza y valor en la acción; y pasión en el corazón”. No creo que sea necesario añadir mucho más.
Impresionante su directo. La conexión con el público se nota en esos casi 20 años y 3001 conciertos. Ojalá sigan muchos más.
ResponderEliminarTiene pinta de que no se van a detener durante una buena temporada ;)
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