CRÓNICA DEPEDRO
DEPEDRO
Santa Sebe (Oviedo)
9 de mayo 2013
Fría noche de jueves en Oviedo, y aún así,
la Santa Sebe presentó un casi lleno para ver como Depedro
presentaban su tercer largo, “La Increíble Historia De Un Hombre
Bueno”.
Tras media hora de retraso, la primera sorpresa
llegó cuando los que salieron al escenario fueron Lucas Álvarez y
Andrés Litwin (guitarra y batería en la banda) para presentar su
nuevo proyecto, Pez Mago (producido y apadrinado por el propio
Jairo Zavala), ejerciendo como teloneros de emergencia. Tocaron tres
canciones que no terminaron de calentar al público pero que
sirvieron para darse algo de protagonismo, pues desde que dejaron el
escenario sabían que el que subiría a continuación se llevaría
todos los flashes y atenciones.
En esto que salió de las sombras Jairo, sin
hacer mucho ruido, saludo tímidamente a la audiencia, y se limito a
tocar, únicamente armado con su guitarra y con sus historias. Como
él dice “canciones pequeñitas que funcionan con la guitarra y la
voz”.
En esta ocasión no comenzó con “La Brisa”.
Sirvió de apertura “De Cómo Empezamos”, la primera de las
muchas que interpretaría de su nuevo disco. Desde el principio se
palpó que las canciones nuevas son aún demasiado nuevas, verdes y
tiernas para el directo. De estas se salvaron el sencillo de
presentación, “Hombre Bueno”, “All The Way To The Ground” y “El
Pescador”, esta última un filón para el directo, con la cumbia
apoderándose de las caderas de los presentes.
Pero basta con que asomen los acordes de
consagradas como “Nubes De Papel”, “Tu Mediodía”, “Te Sigo
Soñando”, “Como El Viento” o la obligada versión de la
“Llorona” de Chavela Vargas, para que todos canten (cantemos) al
unísono cada vez que la ocasión lo requiere, haciendo suyas
(nuestras) frases como “Mira, soy más de lo que crees / estoy
llamando a tu puerta / esa que nunca está abierta / esa que voy a
romper” ó “Tu me regalas todos tus días / yo me
acostumbro a tus caricias / y gastas tu vida junto a la mía / yo me
aprovecho de tu mediodía”.
Regaló para los bises un par de versiones
acústicas de “Sólo” y “Diciembre”, especialmente bonita
esta última, con la banda entrando de puntillas por detrás,
acoplándose a la canción con sigilo, mientras el público era quien
se encargaba de la letra.
Y es que Depedro están de dulce y
tienen la virtud de gustar a casi todo el mundo. A las amas de casa
que escuchan algo más que Cadena Dial; a los hardcoretas que dejan
asomar en contadas ocasiones su lado retozón; a los exigentes
amantes del rock fronterizo de gusto exquisito; y esos estudiantes
con camisas a cuadros, a esos indies que se saben de memoria toda la
discografía de Lori Meyers, Love Of Lesbian o Vetusta Morla.
Una lástima el sonido, que falló en ocasiones
puntuales, pero que poco pareció importarles a esas jóvenes que
suspiraban en la cola del baño mientras clavaban su miraba en los
ojos verde tropical de Zavala.
Cerraron con “Comanche”, una de esas
canciones que en directo suenan sensiblemente mejor que en disco. Si
uno alza la vista, puede apreciar como todos (incluso aquellos
negados para el arte de mover el esqueleto) se contonean como
buenamente pueden (desde los tipos duros con dilataciones y gorras de
rejilla, hasta aquellas maduritas que vuelven a recordar sus noches
salvajes en las verbenas del pueblo), y uno se da cuenta del embrujo
que ejerce la música en todos, sin importar edad, sexo o condición
social. Y esto es algo que Depedro saben bien como explotar.
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